ⓒ YEOWON MEDIA HANKOOK GARDNER CO. LTD

Hace mucho pero mucho tiempo, vivían dos buenos hermanos en un pequeño pueblo. 

-Tú primero.

-No, mejor tú primero.

Tanto se querían que se acostumbraron desde pequeños a compartirlo todo, hasta una alubia.

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Con el correr del tiempo, los hermanos se hicieron mayores. 

Al morir los padres, se repartieron equitativamente las tierras. 

Llegó el otoño y, con él, la época de cosechar el arroz.

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Al término de la siega, los hermanos llevaron por la noche parte de su cosecha al campo del otro, sin que nadie los viera.

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-¿Cómo es posible? ¡La cosecha no ha disminuido en nada!

-Ayer le llevé parte de la cosecha a mi hermano, pero la pila de espigas sigue igual.

Creyendo que se habían equivocado, esa noche volvieron a trasladar parte de la cosecha al campo del otro.

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Una noche que brillaba la luna llena en el cielo, los hermanos se dirigían al campo del otro cargando una buena cantidad de espigas de arroz sobre sus espaldas cuando se chocaron en el camino.

-Hermano, ¿qué haces aquí?

-¿Y tú? ¿Qué estás haciendo en plena noche?

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Al darse cuenta de por qué no disminuían sus respectivas cosechas de arroz, los dos hermanos se rieron felices. De esta manera, vivieron cuidándose y brindándose el uno al otro hasta el final de sus días.

-Tú primero.

-No, mejor tú.