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Cultura

‘La ciudad y los fantasmas’, de Lee Hyo Seok

2021-03-30

ⓒ Getty Images Bank

He visto fantasmas en la civilizada ciudad de Seúl. ¿Decís que miento? De ningún modo. Ni es mentira ni fueron visiones. Vi con mis propios ojos eso que todos llaman “fantasmas”.


나는 문명을 자랑하는 서울에서 유령을 목격하였다.

거짓말이라구?

아니다. 거짓말도 아니고 환영도 아니었다.


세상 사람이 말하는 ’유령‘이라는 것을

나는 이 두 눈을 가지고 확실히 보았다



Entrevista a la crítico literaria Jeon So Yeong:

El joven protagonista es un albañil que trabaja en obras de la construcción, pero paradójicamente ni siquiera tiene un cuarto donde dormir. Para no pensar en su triste situación, trabaja diariamente sin quejarse hasta quedar exhausto. Va en busca de los fantasmas al santuario Dongmyo para echarlos de ese lugar a palos, pero descubre que son la pordiosera atropellada y su hijo. Entonces comprende que los fantasmas que pueblan las casas y los santuarios abandonados de Seúl son en realidad pobres y mendigos, marginados a los que nunca llegarán los beneficios del capitalismo que introdujo el dominio colonial japonés. Yendo más lejos, cae en que él mismo es uno de esos pobres fantasmas que rondan la ciudad de noche sin tener a dónde ir. 



Estaba increíblemente silencioso cuando cruzamos la segunda puerta. Todo parecía abandonado y en ruinas. Estaba lleno de matas y hierbajos, tan altos como un hombre adulto, y los ya de por sí desvaídos colores del techo del portal parecían más sombríos en la oscuridad de la noche. Para colmo, la lluvia hacía que todo pareciera aún más lúgubre.

Cruzamos el patio mojándonos la ropa y nos refugiamos bajo unos anchos aleros, donde nos dejamos caer exhaustos y exhalando un suspiro de alivio. Entonces, Kim exclamó sobresaltado:

-¿Pero qué diablos es eso?

Seguí con los ojos el lugar hacia donde apuntaba Kim con el dedo y no pude evitar asustarme también. Un escalofrío recorrió mi espalda y se me erizó todo el vello. Solo a unos metros frente a nosotros, al lado del santuario principal, había dos luces incandescentes. Esas bolas azuladas rodaron por el suelo y luego se elevaron por los aires para apagarse de pronto. Después reaparecieron, flotaron un rato en el aire y desaparecieron de nuevo.

Entonces, descubrí algo todavía más aterrador. Las tenues luces intermitentes mostraban un par de zapatos rotos y una forma humana borrosa y blanquecina.


중문턱까지 들어서니 더 한층 고요하였다.

여러 해 동안 버려두었던 빈 집터같이

어둠 속으로 보아도 길이 넘는 잡풀이 숲 속같이 우거져 있고

낮에 보아도 칙칙한 단청이 어둠에 물들어 더 한 층 우중충하고

게다가 비에 젖어서 말할 수 없이 구중중한 느낌을 주었다.

그 때였다.


“에그, 저게 뭔가 이 사람아!” 


김서방이 가리키는 곳에 시선을 옮긴 나는

새삼스럽게 놀라지 않을 수 없었다.

별안간에 소름이 쭉 돋고 머리끝이 또 다시 쭈볏하였다.

불과 몇 간 안되는 건너편 정전 옆에!

두어 개의 불덩이가 번쩍번쩍 하였다.

정신의 탓이었던지 파랗게 보이던 불덩이가

땅을 휘휘 기다가는 훌쩍 날고, 날다가는 꺼져 버렸다.

어디선지 또 생겨서는 또 날다가 또 꺼졌다.  


오...그 때에 나는 더 놀라운 것을 발견하였다.

꺼졌다 또 생긴 불에 비쳐 헙수룩한 산발과

똑똑치 못한 희끄무레한 자태가 완연히 드러났다.




Autor:

Lee Hyo Seok nació en 1907 en Bongpyeong, provincia de Gangwondo, y murió en Seúl 1942. Debutó como escritor en 1928 con “La ciudad y los fantasmas”. Su obra más conocida es “Cuando crece el alforfón”.

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