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Cultura

Música para disfrutar del té

2021-06-30

Música para disfrutar del té

El conocido calígrafo Chusa Kim Jeong Hee del siglo XIX tenía una especial predilección por el té. Esta afición le hizo ganar la amistad del venerable monje budista Choeui, que tenía su misma edad y fue un gran difusor de la cultura del té en Joseon. Los dos intercambiaron mucha correspondencia en la que el tema del té estaba siempre presente. Una de las cartas que le envió el calígrafo dice lo siguiente: “Ha estado haciendo tanto frío aquí que la tinta y los licores podrían congelarse. El monje Hyanghun prometió enviarme algo de té, pero todavía no tengo noticias. Por favor, recuérdale la promesa que me hizo. También te estaría muy agradecido si me envías cualquier té que tengas a mano para la primavera. ¿Cómo puedes disfrutar tú solo de las hojas nuevas que has recolectado sin acordarte de tu amigo que está aquí tan lejos? En verdad, te mereces como mínimo treinta azotes”. Nos imaginamos al calígrafo Chusa Kim Jeong Hee deseoso de calentarse el cuerpo con una taza de té caliente en invierno y escribiéndole a su amigo para que se lo consiga cuanto antes. Seguramente el monje Choeui leyó la carta con una sonrisa y se apresuró a enviarle un poco de té a su amigo en el exilio. Hoy conoceremos varias piezas instrumentales que invitan a tomar una taza de té. 

“Yeongsan Hoesang” (movimientos Hayeondodeuri y Yeombuldodeuri) - Lee Se Hwan en la cítara geomungo


El tema “Yeongsan Hoesang” es en realidad una serie encadenada de nueve piezas más pequeñas que se tocan con varios instrumentos, pero el geomungo es el principal de todos ellos. En especial, el movimiento “Hayeondodeuri”, que es el primero que escuchamos, muestra muy bien las virtudes de la cítara geomungo. El estudioso confucionista Seong Hyeon del siglo XV era un gran amante del té y del geomungo, como se evidencia en este poema que compuso un día de primavera: “Eché el té en una tetera que borboteaba como el sonido de la lluvia, / pero me quedé dormido con el mentón apoyado en la mano. / Cuando desperté sobresaltado por el trino de un pájaro, / vi que las sombras de las flores del albaricoque llenaban la cortina”. Parece que el erudito Seong Hyeon se durmió mientras preparaba una infusión y, cuando despertó, supo que había florecido el albaricoquero por las sombras reflejadas en la cortina. Traten de recrear la escena escuchando este tema. 

“El jardín del viento” - Kim Kyeong Ah en la flauta piri


El tema “El jardín del viento” que acabamos de escuchar es la primera de las piezas que componen la serie “Yeongsan Hoesang” de la que les hablábamos antes. El sonido del agua que corre y de las campanillas de viento transmiten la quietud de un templo budista. En la actualidad disponemos de todo tipo de bebidas e infusiones, pero en el pasado el té era prácticamente la única opción. El té se elabora con las hojas frescas de esta planta, las cuales se ponen a secar a determinada temperatura. En el proceso tradicional, se salteaban las hojas en una sartén caliente, sin agua ni aceite. El té de la más alta calidad pasaba por nueve procesos de “salteado” en la sartén. El té secado de esta manera es lo que se conoce como té verde, mientras que el té negro es el que pasa por una fase de fermentación. El venerable monje Choeui, que tanto hizo por la difusión del té en Corea, escribió un libro llamado “Dongdasong” sobre las variedades y las maneras de disfrutar esta infusión. Allí se puede leer que el mejor té es el que se disfruta en soledad. 

“Gyeongpungnyeon” - Shin Joo Hee en la flauta daegeum

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