El pueblo coreano es conocido desde antaño por su afición al canto. Existen varios documentos históricos que atestiguan que los coreanos solían cantar y danzar durante días cuando le rendían culto a sus dioses. Además de estas ocasiones especiales, la mayoría de las tareas cotidianas, como plantar y cosechar el arroz, construir una casa, tejer en el telar o cortar leña, se realizaban cantando. Hoy vamos a conocer algunas de estas canciones de trabajo, en especial, las que se entonaban durante el cultivo del arroz. Unos de los pasos más importantes era el trasplante de los brotes de este grano. Era una tarea que se realizaba a mano y que requería de esfuerzo y experiencia, pues los brotes debían ser plantados a distancias regulares. Como era demasiado trabajo para una sola persona, se hacía de forma comunitaria, es decir, con la participación de todos los miembros de la aldea. Y cantar canciones durante la tarea ayudaba a mantener el ritmo y el vigor del trabajo colectivo. Empecemos escuchando un par de canciones de Yecheon, Gyeongsang del Norte. El primero se cantaba durante el trasplante de los brotes de arroz y el segundo cuando los trabajadores se trasladaban de un campo de cultivo a otro.

“Tongmyeongnongyo de Yecheon” - Lee Sang Hyu y otros

Puesto que son canciones de labor, seguramente nuestros oyentes esperaban escuchar tonadas de ritmo rápido y llenas de energía. Sin embargo, debido a que el cultivo de arroz requería de un trabajo duro y prolongado en el tiempo, hubiera sido poco sabio gastar toda la energía de golpe. Por el contrario, los campesinos tenían que trabajar a paso lento pero continuo con el fin repartir de manera equilibrada el esfuerzo y no caer exhaustos. Las canciones que se entonaban durante las tareas de cultivo de arroz ayudaban a mantener ese ritmo de trabajo lento pero continuo. Una vez plantados los brotes, había que dejar que el caluroso sol del verano hiciera madurar las espigas. Lo malo era que también hacía crecer la maleza, que le robaba los nutrientes al arroz, por lo que los campesinos debían desbrozar los campos, es decir, arrancar la maleza. La próxima canción que escucharemos es de la región de Chungju, en la provincia de Chungcheong del Norte y se cantaba precisamente mientras hacían este trabajo. Se llama “Bang-a Taryeong” y se compone de tres movimientos de ritmos diferentes que se cantaban a diferentes horas del día: el largo por la mañana, el medio para después del mediodía y el rápido hacia el final de la tarde. 

“Bang-a Taryeong” - Bachillerato de Artes Tradicionales de Namwon.

Existe un dicho que dice que las espigas de arroz maduran con el sonido de los pisadas de los campesinos. Es una forma de decir que los cultivos crecen mejor cuanto más se los atiende. En efecto, los campesinos debían recorrer con frecuencia sus campos para comprobar si estaban suficientemente irrigados, si las plantas crecían libres de pestes e insectos, y si la maleza no ahogaba las espigas. De todas las tareas, la de desmalezar el campo era la más difícil y dura, pues los campesinos tenían que luchar con el calor húmedo que emanaba del suelo, las sanguijuelas que se les pegaban en las piernas metidas en el barro y con los fuertes dolores de espalda que provocaba el trabajar encorvados. Después de hacer tres desbroces a lo largo del verano, dejaban que el cielo se encargara del resto. El día del último desbroce, elegían al campesino más esforzado de ese año y lo llevaban a desfilar por toda la aldea sobre el lomo de un buey. Por supuesto, no faltaban la música y el canto durante esta celebración. Escucharemos en último lugar la tonada “Gilkkoreangi”, que es la canción que entonaban en la isla de Jindo durante ese desfile. 

“Gilkkoreangi” - Park Dong Mae y otros