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Cultura

El viejo del lobanillo

2021-08-31

ⓒ YEOWON MEDIA HANKOOK GARDNER CO. LTD

Hace mucho pero mucho tiempo, había una bonita aldea a los pies de un monte cubierto de espesos árboles. Un arroyo dividía el poblado en la aldea de arriba y la aldea de abajo. A uno y otro lado de la aldea vivían dos viejos de apellido Kim. Además de llamarse igual, ambos tenían un lobanillo en el lado izquierdo del cuello. 


Lo que los diferenciaba era que el viejo Kim de la aldea de abajo era muy rico pero codicioso y de mal carácter, por lo que nadie lo quería mucho; el viejo Kim de la aldea de arriba, en cambio, era pobre pero de buen corazón y ayudaba a la gente, por lo que todos lo querían. Y no solo eso, cantaba que daba gusto escucharlo.


ⓒ YEOWON MEDIA HANKOOK GARDNER CO. LTD

Un día el viejo Kim de la aldea de arriba fue al monte a hacer leña, pero cuanto más caminaba, más se adentraba en el bosque.

“Será mejor que no siga y espere a que se haga de día”, se dijo. 

Por fortuna, divisó una choza y hacia allí se dirigió. En el patio de la vivienda había un banco muy ancho, así que decidió pasar la noche allí.


Como no podía dormir, se puso a cantar para quitarse el miedo de encontrarse solo en medio del bosque.


ⓒ YEOWON MEDIA HANKOOK GARDNER CO. LTD

Cuando terminó de cantar y abrió los ojos, casi se cae sentado del susto, pues una multitud de dokkaebis con cuernos en la frente lo rodeaba para escucharlo. Encantados con su canto, le pidieron que cantara otra canción y luego otra y otra.


-¿Cómo haces para cantar tan bien? ¿No será por esa cosa que tienes en el cuello?

-Ah, ¿esto? Pues... sí... mis canciones salen de este lobanillo –mintió el viejo para sacárselos de encima.


Uno de los duendes le cortó el lobanillo en un santiamén con el garrote, sin que le doliera en lo más mínimo.


Al clarear el día, el viejo Kim de la aldea de arriba bajó del monte cargando en la espalda las monedas de oro que le dieron los duendes a cambio de su lobanillo.


ⓒ YEOWON MEDIA HANKOOK GARDNER CO. LTD

Después de escuchar con atención la experiencia de su tocayo, el viejo Kim de la aldea de abajo se dirigió a esa choza en lo más profundo del monte. 


Se sentó en el banco ancho y esperó a que se hiciera de noche para empezar a cantar. Mientras lo hacía, espió a su alrededor entreabriendo ligeramente un ojo y, para su sorpresa, vio que se acercaban los dokkaebi.


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Encantado de que surtiera efecto su ardid, el viejo Kim de la aldea de abajo les dirigió la palabra a los duendes antes que le dijeran nada:


-Quieren saber cuál es el secreto de mi canto, ¿no? Pues, es este lobanillo grande que tengo aquí. Pueden llevárselo, pero tienen que darme mucho dinero.


Los dokkaebi se enojaron muchísimo, pues el lobanillo que le habían quitado al viejo Kim de la aldea de arriba no les sirvió para cantar mejor. Creyendo que había vuelto para burlarse de ellos, le dijeron:


-¿Dices que tus canciones salen de ese lobanillo? ¡Pero si cantas espantosamente mal! ¡Llévate también este a ver si cantas mejor! 


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El viejo Kim de la aldea de abajo fue al monte para quitarse el lobanillo, pero volvió con dos, uno a cada lado del cuello. De la vergüenza, no salía nunca de casa porque no quería que nadie lo viera.


De esta historia nació el dicho coreano que dice: “Querer quitarse el lobanillo y volver con otro”, el cual se usa en las misma situación que el refrán español “Ir por lana y volver trasquilado”.

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