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Hace mucho pero mucho tiempo, vivía un noble de apellido Kim en una aldea montañosa muy recóndita. Un día que iba de camino a Hanyang para dar el examen de funcionario de gobierno, se puso a descansar a la vera de un arroyo.

-¿Pero qué es eso?

En la copa de un árbol había un nido de urracas con dos pichones y una enorme serpiente subía por el tronco.

-No puedo dejar que devore a esos pichones. Voy a ayudar a esas urracas.

Kim sacó una flecha del carcaj que llevaba en el hombro y apuntó a la serpiente. La flecha salió volando del arco con un silbido y dio en el blanco.

Las urracas que parecían ser los padres de esos pichones chillaron de alegría y revolotearon alrededor de Kim como dándole las gracias. 

-¿Cómo podemos pagárselo? No olvidaremos lo que ha hecho por nuestras crías.

Kim siguió su camino y encontró una casa. Se extrañó de que alguien viviera tan aislado, pero decidió tocar a la puerta porque no quería pasar la noche solo en el bosque.

-¡Hola! ¿Hay alguien aquí?

Un rato después, se abrió el portón con un chirrido y salió salió una mujer joven, vestida con el color blanco de luto.

La mujer joven condujo a Kim a una habitación y le trajo la cena.

Con el estómago lleno y feliz de estar bajo techo, Kim se durmió enseguida. Un rato después sintió que algo pesado le comprimía el cuerpo, pero estaba tan cansado que no podía despertarse.

Cuando abrió los ojos a duras penas, descubrió que una enorme y gruesa serpiente envolvía su cuerpo.

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-¿Quién eres? ¿Por qué me haces esto?

-Soy la esposa de la serpiente que mataste hoy.

-Lo siento mucho. Perdóname.

-Te perdonaré si suena tres veces la campana del templo antes de que salga el sol. 

-¿Pero quién va a tocar la campana en medio de la noche?

-Entonces morirás.

De pronto, se escuchó a lo lejos el tañido de tres campanadas.

-¡Es injusto! Mi esposo se quedará sin venganza... Pero una promesa es una promesa. Puedes irte.

La serpiente se desprendió del noble Kim. Luego se convirtió en dragón y voló al cielo

Cuando salió el sol, Kim se dirigió al templo. Allí se encontró con un espectáculo increíble. Docenas de urracas yacían en el suelo con el pico ensangrentado y la campana estaba también manchada de sangre. Eran los padres y los compañeros de las crías que había salvado. 

Kim enterró las urracas en un lugar muy soleado y también dio sepultara a la serpiente que había matado con su flecha.