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Cultura

Lee Hyo Seok, “Domingo”

2023-04-25

 ⓒ Getty Images Bank

Junbo salió de casa después de terminar a duras penas y con una semana de retraso en el plazo de entrega, el relato que le había encargado una revista hacía dos meses. Tardó casi diez días en completar setenta páginas. Teniendo en cuenta la velocidad con la que escribía normalmente, no fue rápido ni lento, pero la noche anterior pasó frente a su escritorio hasta medianoche, y ese día finalmente logró tener en sus manos la versión final, tras pasar toda la madrugada escribiendo. 

Ante el esfuerzo realizado, un vívido sentimiento de satisfacción y alegría inundó su corazón al salir por la tarde de casa con una gruesa pila de hojas entre sus brazos. Más allá de su consideración hacia el editor que debería trabajar a contrarreloj, esa satisfacción fue la que le motivó a ir personalmente a la oficina de correos a enviar el manuscrito. 



Mirando a los inocentes niños charlando bajo la luz brillante, Junbo, sentado distraídamente en su escritorio, sintió una especie de felicidad distinta a la que había sentido ese día en la calle. No era una felicidad adulta, sino la del mundo infantil: una felicidad impecable, desinteresada, inmaculada. Sintió que su corazón se ablandaba y se disolvía gradualmente en ese mundo.

-Bien, eso es. Debería escribir historias para niños, cuentos sobre niños que crecen.


밝은 등불 아래에서 재깔거리는 그 무심한 양을 바라보면서

책상 앞에 우두커니 앉아 있는 준보에게는

낮에 거리에서 느낀 것과는 또 다른 행복감이 유연히 솟아올랐다.

어른의 세상의 행복이 아니라 아이들 세상의 행복이었다.

흠 없고 무욕하고 깨끗한 행복감이었다.

어느 곁엔지 마음이 따뜻하게 녹아지면서

차차 그 어린 세상 속에 화해 들어감을 느꼈다.


“옳지, 이것을 쓰자. 아이들의 소설을 쓰자.

어린 것들의 자라는 양을 그리자”



Entrevista al crítico literario Bang Min Ho: 

Durante la ocupación japonesa, los autores coreanos escribieron mucho sobre experiencias personales. Había un género literario similar en Japón, por lo que la gente asumía que la ficción sobre experiencias personales de los novelistas coreanos seguían esa tendencia, pero no fue así. Las obras coreanas contienen matices políticos y culturales, y la identidad propia de cada escritor que vive el periodo colonial. Lee Hyo Seok también parece escribir solo sobre sí mismo, pero sus líneas esconden un doble sentido, reflejando la realidad y la situación política de la época. A juzgar por la obra de Lee Hyo Seok, los escritores coreanos de entonces tenían una fuerte identidad marcada y una complicada psicología.



Ya tenía bolígrafo y papel en el escritorio. El papel blanco bajo la luz era brillante e impecable como la nieve. La mente de Junbo se aclaró como ese papel mientras pensaba en la historia infantil que escribiría sobre esa hoja virgen. 

-Me quedaba una misión más del domingo. Pintar el mundo de los niños. Pondré esperanza en la humanidad y hablaré de una felicidad diferente. 


책상 위에는 원고지와 펜이 놓였다.

때 묻지 않은 하아얀 원고지가 등불을 받아 눈같이 희고 눈부시다.

그 깨끗한 처녀지 위에 적을 어린 소설을 생각하면서

준보의 심경도 그 종이와 같이 맑아졌다.


“일요일의 임무는 또 한 가지 남았던 것이다.

어린 세상을 그리는 것이다.

인류에 희망을 두고 다른 행복을 약속할 것이다”


Junbo, que había escrito una historia de amor por la mañana, mojó la pluma en el tintero para presentar a la humanidad otro tipo de felicidad. La luz brillaba intensamente a la espera de esa historia que llenaría el papel.

Solo la charla de los niños entre el silencio de la noche resonaba como si proviniera de un cuento de hadas.


아침에 사랑의 소설을 쓴 준보는 

이제 또 다른 행복을 인류에게 선사하려고 

잉크병 속에 펜을 잠뿍 담았다.

흰 원고지 위에 까맣게 적힐 이야기를 기대하면서 등불은 교교히 빛나고 있다.


조용한 밤 적막 속에 어린 것들의 재깔거리는 소리만이 

동화 속에서나 우러나오는 듯 영롱하게 울리는 것이었다.




Lee Hyo Seok nació en 1907 en Pyeongchang y falleció en 1942. Debutó como escritor en 1928 con el relato “La ciudad y los fantasmas”.

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