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Historia

Jeong Yak Yong, un gran académico de Joseon

2015-10-26

Jeong Yak Yong, un gran académico de Joseon
Era un día del año 1800. Después de muchos años en exilio, Jeong Yak Yong regresó a su pueblo natal, pero al poco tiempo le llegó una noticia. El rey Jeongjo, que hasta hace unos 15 días le enviaba libros y se interesaba por su bienestar, falleció repentinamente. De inmediato, Jeong Yak Yong partió hacia Hanyang, la capital de la dinastía Joseon. Para él, Jeongjo no era un simple rey, sino un colega con quien compartía conocimientos académicos, y también un buen amigo que le apoyaba para que pudiera dedicarse enteramente al estudio. Jeong Yak Yong y Jeongjo se conocieron en 1783, cuando el primero aprobó una oposición para un cargo público, en un examen convocado para felicitar la toma de poder el rey. Cuando Jeong fue a saludar al monarca, éste le preguntó en qué año había nacido. Al contestarle que en 1762, el rey sintió un afecto especial, pues en ese año falleció su padre, o sea el príncipe heredero Sado.

Tras aprobar la oposición, Jeong Yak Yong prosiguió sus estudios en Seonggyungwan, una institución superior administrada por el Estado que congregaba a los más intelectuales de la época. Allí estudiaban aquellos que ya habían pasado la primera fase de los exámenes a cargo público. Un día, el rey Jeongjo dio como tarea a los alumnos leer un libro y buscar la respuesta a las 70 preguntas que les causaran mayor duda. Parece que al monarca le gustaron mucho las preguntas y respuestas escogidas por Jeong Yak Yong por su originalidad, aparte de que siempre destacaba de entre sus compañeros. Desde entonces, Jeong se convirtió en una de las personas por las que el rey sentía un gran afecto. Pasados varios años, cuando Jeong Yak Yong asumió un cargo en el gabinete, el rey Jeongjo le adjudicó como primera misión el diseño de un puente para unir el río Han, que divide norte y sur de la capital. Construir un puente era crucial porque el rey había trasladado la tumba de su madre a Suwon, pero para ir hasta allí y ahorrar tiempo precisaba un puente. Jeong Yak Yong, que había leído muchos libros occidentales, resolvió esta necesidad del rey exitosamente.

La confianza del rey hacia Jeong Yak Yong crecía cada vez más. Pero los servidores más allegados del monarca, que ocupaban altos cargos del gobierno, recelaban de esta amistad, principalmente por miedo a que Jeong Yak Yong lograra más poder. Por ello, otros funcionarios siempre buscaban pretextos para interrumpir sus trabajos y se quejaban de todo lo que hacía.
Cansado de todos estos incidentes y pese a la petición del monarca de que permaneciera en su cargo, Jeong Yak Yong decidió abandonar el puesto. Pero al poco tiempo se vio obligado a regresar al palacio real, aunque luego hubo de abandonar el cargo durante 3 años por la muerte de su padre. En aquel entonces, cuando fallecía el padre o la madre, los hijos tenían que pasar tres años en una pequeña choza al lado de la tumba para protegerle, siendo ésta una tradición legada de los ancestros. Cuando Jeong Yak Yong se alejó del Estado para cumplir esta obligación como hijo, el rey Jeongjo le dio una nueva misión: diseñar un palacio en Hwasan, donde descansaban los restos de su padre. Durante esos tres años Jeong Yak Yong terminó el plano del palacio, la fortaleza Hwaseong, en Suwon, a las fueras de Seúl. Por lo visto, era una persona con mucho conocimiento en todos los rubros, porque también inventó unos carros con ruedas para reducir tanto las tareas de carga de materiales como el tiempo de duración de las obras. No solo eso. Si bien antes, los ciudadanos eran obligados a trabajar cuando el país lo requería a cambio de nada, Jeong Yak Yong reclutó a los obreros voluntariamente, y les ofrecía un salario. Es más, aquellos que trabajaban más, ganaban más. Esto también ayudó a que los trabajadores realizaran sus tareas con más entusiasmo, y naturalmente la edificación del palacio se demoró menos.

Pese a que trabajó como arquitecto, científico o funcionario, Jeong Yak Yong fue en realidad uno de los mayores eruditos del ‘Silhak’, un movimiento de reforma social confuciano, además de ser uno de los primeros en convertirse al catolicismo. Por eso, tras la muerte del rey Jeongjo, Jeong Yak Yong permaneció en el exilio durante 18 años, tiempo que pasó escribiendo libros y educando a sus discípulos. De regreso a su pueblo natal tras finalizar el exilio, pasó el resto de su vida entre libros hasta que murió en 1836.

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