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El Gobierno ha definido el cuarto Plan Básico sobre la Familia, a aplicarse desde 2021 hasta 2025 y ya comenzaron los trámites para impulsar las reformas legales relacionadas, necesarias para poner en vigor los cambios que incluye. Cambios de los que destacan particularmente la ampliación del concepto jurídico de familia y la libre elección del apellido de los hijos, que podrían llevar el del padre o el de la madre a decisión de los progenitores.

El Plan básico sobre la familia se elabora cada cinco años por el Gobierno en virtud de la Ley Básica de una Familia sana. Esta ley define como “sana” una familia que contempla la voluntad de sus integrantes y mantiene una completa garantía para una vida digna. De ahí que el Plan Básico sobre la Familia abarca medidas para promover la autosuficiencia de los hogares surcoreanos, y programas de apoyo institucional destinados a hacer que todas las familias sean “sanas”.

Dicho esto, el cuarto plan destaca por incluir reformas legales y medidas en sintonía con los cambios sociales y la diversificación de las estructuras familiares. Básicamente, amplía el concepto jurídico de familia, más allá de los grupos formados por matrimonio o lazos sanguíneos, para dar amparo legal a otras estructuras familiares, como las basadas en vínculos de concubinato o sociales. Esto significa, en otras palabras, que la figura jurídica del cónyuge sujeto a sanciones penales por violencia doméstica comprende no solo a parejas unidas mediante lazos maritales, sino también a aquellas en concubinato.

Además, el plan establece medidas concretas para que las parejas puedan elegir de mutuo acuerdo dar a los hijos el apellido del padre o de la madre, mientras que conforme a él las autoridades comenzarán a valorar enmiendas relacionadas con la reproducción asistida, y debates sobre hasta qué punto autorizarla, considerando la posibilidad de permitirla a mujeres no casadas.

El cuarto Plan Básico sobre la Familia es especialmente relevante en el sentido de que materializa los esfuerzos para adaptar a la realidad los marcos institucionales, que evolucionan lentamente y desentonan con los rápidos cambios sociales y de las relaciones familiares. Los datos indican que actualmente los hogares con estructura tradicional, que consisten en padre, madre e hijos solteros, no llegan siquiera al 30% del total en Corea del Sur; en cambio, los hogares unipersonales ya superan el 30%. Asimismo existe el imperativo de reconocer legalmente como familia otros tipos de vínculos, tanto de concubinato, como otros formados por necesidad social, por ejemplo las familias integradas por personas que asumen el papel de tutores y menores que les son encargados tras sufrir maltrato infantil o violencia doméstica.