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Con la entrada de un nuevo Ejecutivo en Corea del Sur, los líderes surcoreano y japonés intercambiaron sendas cartas, hecho que hizo aumentar las expectativas de mejora en las relaciones entre Seúl y Tokio, y se consiga superar el prolongado estancamiento actual, que deriva de fricciones bilaterales relacionadas con el pasado histórico, que a su vez son el trasfondo de las restricciones impuestas por Japón a las exportaciones hacia Corea.

El día 10, después de la ceremonia de investidura, el presidente Yoon Suk Yeol recibió la visita de cortesía del ministro de Exteriores nipón Yoshiyama Hayashi. Durante el encuentro, el canciller del país vecino entregó al mandatario surcoreano una carta del primer ministro de Japón, Fumio Kishida, en respuesta a la misiva de Yoon mediante una delegación que envió a Tokio tras ser elegido presidente, pero antes de su investidura, en un intento de mejorar el ambiente. Ambos mandatarios coinciden en la necesidad de sacar las relaciones del actual punto muerto y en promover una cooperación con perspectivas de futuro entre ambos países.

Entre Corea y Japón existe una larga historia de necesidad mutua, pero también de fuertes conflictos y antagonismo, así como de problemas pendientes de resolver. Dicho esto, actualmente las relaciones bilaterales atraviesan su peor momento desde la normalización de lazos diplomáticos en 1965, y como prueba palpable está el prácticamente inexistente intercambio intergubernamental, pues la última cumbre entre ambos países se celebró hace casi tres años y medio, en diciembre de 2019, cuando se reunieron los entonces líderes Moon Jae In y Shinzo Abe.

Sin embargo, y pese a la voluntad de ambas partes por mejorar las relaciones, las previsiones en sentido práctico no son tan optimistas, pues los asuntos pendientes son temas muy susceptibles vinculados al pasado histórico, como la explotación laboral cometida por empresas niponas durante el colonialismo, la tergiversación de datos históricos en textos escolares japoneses, o la reclamación infundada por parte de Tokio del dominio sobre las islas Dokdo, entre otros. Son asuntos sobre los que las posturas de Seúl y Tokio discrepan en gran medida y no son capaces de hallar un punto conciliatorio. Ahora la incógnita es cómo logrará el nuevo Ejecutivo surcoreano superar las diferencias con Japón, aprovechando que ambos países han retomado la comunicación -aunque sea brevemente por la investidura de Yoon.