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El Comité de Salario Mínimo fijó en 9.620 wones por hora el suelo para el próximo ejercicio 2023, un 5% más que en 2022, mediante una votación de la que se ausentaron tanto los comisionados sindicales como los representantes de la patronal, aunque los votos de estos últimos se incluyeron en el recuento como abstenciones al abandonar la sala tras comenzar la votación. Así, el salario mínimo del próximo año fue establecido pese al rechazo de ambas partes, empleadores y empleados.

La propuesta fue presentada por los comisionados públicos, cuyo voto sirve para equilibrar fuerzas en el Comité de Salario Mínimo, compuesto por 27 integrantes: nueve sindicalistas, nueve representantes de la patronal y nueve del sector público. De hecho, quienes sugirieron fijar en 9.620 wones por hora el salario mínimo para 2023 fueron los comisionados públicos, ante la imposibilidad de acercar posturas entre los sindicatos, que buscaban el mayor aumento, y la patronal, dispuesta a congelar la subida. 

Pero considerando la amenaza de la inflación se estima que esta medida generará cierta controversia social.

Durante los últimos cinco años, el salario mínimo registró fuertes subidas, como un 16,4% entre 2017 y 2018, y un 10,9% entre 2018 y 2019 en sintonía con la promesa electoral del expresidente Moon Jae In de elevarlo hasta 10.000 wones por hora. Sin embargo y pese a esa promesa, el anterior Ejecutivo moderó el ritmo de aumento ante la abrupta subida de costes operativos y la caída de rentabilidad en microempresas, pequeños comerciantes y pymes. 

Considerando estos precedentes, el 5% de aumento establecido para 2023 parece razonable. El problema es que actualmente hay una fuerte inflación que afecta a todos los actores económicos y ese incremento, que en teoría resulta moderado y racional, puede tener repercusiones negativas al acelerar aún más la pérdida de poder adquisitivo.