Escape de Mogadiscio (모가디슈)

A finales de los ochenta, Corea del Sur quería desesperadamente entrar a las Naciones Unidas como estado-miembro y en vista de que muchos de los países de los que creía posible obtener votos a favor de su adhesión eran africanos, Seúl inició una campaña para cortejar a los líderes locales, incluido Mohamed Siad Barre, que ejerció una fuerte dictadura y gobernó Somalia durante más de veinte años, desde 1969 hasta 1991. 

Con este trasfondo histórico, la película ‘Escape de Mogadiscio’ comienza con un grupo de funcionarios de la Embajada de Corea del Sur preocupados por un pequeño obsequio que planean entregar a Barre para ganarse su confianza, mientras que los norcoreanos intentan frustrar los planes de Corea del Sur en todo momento. En respuesta, los surcoreanos acusan a Corea del Norte de vender armas a los rebeldes. Pero a medida que Somalia se hunde cada vez más en la guerra civil y la anarquía, y tanto el Gobierno como los rebeldes y los ciudadanos somalíes comunes y corrientes empienzan a adoptar en general una conducta xenófoba, no hay lugar para rivalidades o juegos de poder que hasta entonces habían servido a los intereses de las dos Coreas. Finalmente, solo queda una única opción para los diplomáticos: huir.

Este es el tronco narrativo del largometraje ‘Escape de Mogadiscio’, en cuyo núcleo están dos grupos de diplomáticos -uno de Corea del Sur y otro de Corea del Norte- y sus familias, que con todo canal de comunicación desconectado y sin posibilidades de recibir ayuda de sus respectivos países debido a la situación extrema desatada en donde están, Somalia, tienen que idearse para escapar de ahí. Y la pregunta que el público se hace es si los sur- y los norcoreanos podrán dejar de lado sus diferencias para ayudarse mutuamente o si se aferrarán a la animosidad que hay entre ellos desde hace tiempo. 

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Rostros del cine coreano: Kim Yun Seok

Como muchos de los grandes actores contemporáneos de Corea, Kim Yun Seok inició su carrera en el teatro. Su debut fue el montaje de 1988 de la obra ‘Un tranvia llamado deseo’ del escritor Tenessee Williams. Su transición del escenario teatral al cine se dio paulatinamente y paso por paso, con papeles muy pequeños que empezó a ejecutar en películas famosas y no tan famosas, tanto comerciales como independientes, entre finales de los noventa e inicios de la década de 2000. En esto, decisiva fue su participación en la película ‘Tazza (타짜)’, donde dio vida a Agwi o “El rape”, un violento apostador y jugador de naipes coreanos, dejando una fuerte impresión en el público.

El denominador común de la mayoría de los papales que Kim Yun Seok ejecutó es que son intensos. Y lo que de su filmografía se desprende es que Kim quiso también romper esa imagen que le encasillaba de actor especializado para roles serios y fuertes. Pues, las películas que hizo después de ‘El perseguidor’ son historias más ligeras y con más humor, como ‘Wandeuk (완득이)’, un estreno de 2011, donde personificó a un profesor cálido que ayuda a un estudiante pobre y marginado a salir de su cascarón y a seguir adelante con valor.

En años recientes, Kim Yun Seok inició una nueva faceta como director de cine, estrenando en 2019 su ópera prima, el largometraje ‘Menor de edad (미성년)’, que produjo, dirigió y protagonizó. La obre le consagró con varios premios, incluyendo el premio Daejong o Gran Campana, uno de los más importantes y de más larga historia en el ámbito cinematográfico surcoreano, a director revelación del año.