El Gobierno elevó hace poco sus objetivos de reducción de carbono para 2030 y esto demanda el doble de esfuerzo a la industria nacional –máxime considerando las aún limitadas tecnologías ecológicas que posee el país–, aunque las autoridades fijaron metas más modestas para ella en vista de la estructura económica de Corea, centrada mayormente en la manufactura, una de las actividades con más emisiones de contaminantes. 

Dentro de la industria surcoreana, la siderurgia es el sector con el mayor volumen de emisiones de carbono –equivalente a aproximadamente el 30% del total–, pues al año produce más de 100 millones de toneladas de gases de efecto invernadero. Esto es debido a que, para fundir metales, se usa como combustible el carbón y este proceso emite gran cantidad de dióxido de carbono. 

Dado ese impacto medioambiental, las empresas del sector valoran en estos momentos reemplazar el carbón por hidrógeno. Sin embargo, el desarrollo de tecnologías relacionadas se prevé se completará en 2040 y su aplicación a los procesos de producción siderúrgica apenas en 2050. La única alternativa hasta entonces es aumentar la tasa de reciclaje de acero para, de este modo, reducir poco a poco las emisiones de carbono. En otras palabras, no existe por lo pronto un método transcendental. 

En tanto, la situación de las empresas petroquímicas y de los fabricantes de cemento –que figuran como el segundo y el tercer sector con más emisiones de carbono dentro de la industria nacional– no es muy diferente. Al respecto, se vaticina que las tecnologías que desarrollan –tanto para usar energías renovables en los sistemas de refinamiento de petróleo como para obtener materiales ecológicos capaces de reemplazar la caliza en la producción de cemento– podrán ser empleadas comercialmente de aquí a 20 años.

En este contexto, la opinión de la industria es que los actualizados objetivos del Gobierno para lograr la neutralidad de carbono son demasiado ambiciosos, incluso muy poco realistas según los más escépticos. Las nuevas metas que las autoridades establecieron para el sector industrial consisten en reducir hasta 2030 las emisiones de carbono un 14,5%, el doble de las inicialmente fijadas del 6,4%.