El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas convocó el lunes 20 (hora local) en Nueva York una reunión abierta sobre el reciente ensayo balístico intercontinental de Corea del Norte, pero el encuentro culminó sin avances. 

Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y otros países occidentales condenaron el lanzamiento y urgieron al Consejo a adoptar acciones concretas, mientras que China y Rusia secundaron a Pyongyang al considerar que sus ensayos balísticos son una respuesta justa ante las maniobras conjuntas de las fuerzas surcoreanas y estadounidenses en la zona.

Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Estados Unidos en la ONU, expresó que aunque China y Rusia desean que la sociedad global guarde silencio al respecto, el Consejo no es efectivo. Agregó que lo mínimo que puede hacer es adoptar una resolución cada vez que Corea del Norte lance un misil intercontinental para reprimir dichas provocaciones, pero la postura de China y Rusia alimenta la ambición balístico-nuclear del régimen norcoreano. 

En tanto Nicolas de Rivière, representante permanente de Francia ante la ONU, señaló que el Consejo de Seguridad está dividido y guarda silencio sobre los reiterados ensayos norcoreanos, que persisten desde hace más de un año. 

Hwang Joon Kook, el embajador surcoreano, condenó las pruebas balísticas de Corea del Norte e instó al Consejo de Seguridad a exigir a Pyongyang que asuma su responsabilidad por incumplir sus obligaciones internacionales. 

Pero pese a las críticas, China y Rusia mantuvieron la misma postura durante toda la sesión. Geng Shuang, representante permanente adjunto de China ante la ONU, exhortó a Estados Unidos a actuar con prudencia, enfatizando que sus ejecicios militares de gran envergadura tensan a Pyongyang, mientras que su homóloga rusa, Anna Evstigneeva, mostró la oposición de su país a cualquier tipo de actividad militar que ponga en riesgo la seguridad de la península coreana y del nordeste asiático.