Tras la adopción del Acuerdo de Glasgow, los nervios aumentan en muchos sectores de la economía surcoreana, pues gran parte de sus actividades presenta una alta dependencia del carbón. 

La actividad que emite más carbono es la siderurgia, con unos 117 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono, el 30% del total registrado por el sector industrial. Dicho volumen se mantiene pese a los esfuerzos que realizan las firmas metalúrgicas por desarrollar nuevas tecnologías para usar como combustible el hidrógeno en vez de carbón, pues aún no están perfeccionadas y se estima que podrán aplicarse apenas desde 2050.

La situación es similar en la industria petroquímica y en las fabricas de cemento, pues aunque se abocan a cambiar sus procesos productivos para eliminar la emisión de carbono, estiman que podrán lograrlo de aquí a veinte años, según los pronósticos actuales. 

Sin embargo, el Gobierno surcoreano se comprometió ante la sociedad global a disminuir la emisión de gases de defecto invernadero en un 40% respecto a 2018 hasta el año 2030. En todo caso, ese plan inquieta a diferentes sectores de Corea, junto con el Acuerdo de Glasgow, considerando la elevada cuota de las industrias pesadas y de química en la economía nacional. En concreto, a muchos les preocupa que los acuerdos internacionales sobre cambio climático y la puesta en marcha de regulaciones relacionadas limiten las actividades industriales. 

En este contexto, los expertos consideran prioritario desarrollar nuevas tecnologías para minimizar las emisiones de carbono, sin descuidar los esfuerzos por reformar la estructura económica nacional, altamente dependiente de las industrias pesadas y del sector químico.