El movimiento Saemaul, que literalmente significa el movimiento de nuevas comunidades, está echando raíces en Kirguistán. 

Gracias a este movimiento, las aldeas locales están siendo remodeladas y los ingresos de sus gentes están aumentando, fruto de los proyectos de desarrollo iniciados al albur del modelo de desarrollo coreano y de las aportaciones del programa de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de Corea del Sur. 

En Zulu-su, una aldea kirguisa ubicada cerca de la carretera, años atrás muchos estudiantes resultaban heridos de camino a la escuela. Pero a día de hoy los niños pueden realizar ese trayecto de forma más segura gracias a las 80 farolas recientemente instaladas con presupuesto local y del fondo facilitado por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea, KOICA.

Por otra parte, la construcción de un jardín de infancia, suspendida durante 12 años por falta de recursos, finalmente pudo concretarse gracias al apoyo financiero de KOICA, permitiendo a los padres dejar a sus hijos allí para luego dirigirse a su lugar de trabajo con tranquilidad.

Todos estos proyectos pudieron ver la luz gracias a la combinación de Ashar, denominación local de las prácticas de voluntariado tradicionales, con el movimiento Saemaul, que logró incrementar la participación voluntaria de los habitantes para mejorar la vida en los pueblos agrícolas. 

Las autoridades coreanas de KOICA en Kirguistán aseguran que la combinación de la práctica Ashar y del modelo Saemaul ha generado una mayor sostenibilidad en los proyectos de desarrollo.   

Corea del Sur designó a Kirguistán como uno de los principales países socios en materia de AOD en 2021, y durante este año ha enviado unos 10 millones de dólares a dicho país en concepto de ayuda al desarrollo.