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17 días de retos y sueños olímpicos aod

Durante los últimos 17 días, 10.500 deportistas de 204 naciones volaron más alto, saltaron más lejos y corrieron más rápido para “inspirar a una generación” en los Juegos Olímpicos de Londres 2012; y por eso, independientemente del número de medallas obtenidas, todos ellos fueron ganadores. Sobre todo, los 245 atletas surcoreanos protagonizaron todo un drama y consiguieron colocar el nombre del país en el quinto puesto del medallero general con 13 oros, 8 platas y 7 bronces. Su actuación definitivamente conmovió al pueblo coreano.

Desde 1896, en que se organizaron las primeras olimpiadas modernas, hasta 2012, se han celebrado 30 ediciones de los Juegos Olímpicos de Verano; y la última de ellas se inauguró el 27 de julio de este año en Londres. A este último certamen, en el que estaban en juego 302 medallas de oro en 26 modalidades, Corea del Sur envió una importante delegación, cuya primera hazaña fue la consecución de un oro olímpico en tiro.

Quien se adueñó del metal es Jin Jong Oh, tras competir el 28 de julio en la final de pistola de aire a 10 metros -categoría masculina-. En la prueba, el surcoreano intimidó a sus rivales con apenas su primer tiro al blanco, que resultó 10,6 puntos.

El 29 de julio, tercera jornada de pruebas, los deportistas surcoreanos levantaron el ánimo de los ciudadanos, decaídos por el abrasante calor y las noches tropicales, con un destacable récord. Lee Sung Jin, Choi Hyeon Ju y Ki Bo Bae. Las tres arqueras de la selección nacional fueron las encargadas de alegrar al pueblo coreano. El motivo de regocijo fue la obtención de la medalla de oro por parte del equipo surcoreano de tiro con arco de mujeres, cosa que desde 1988 se ha repetido durante 7 ediciones consecutivas de los Juegos Olímpicos.

De igual forma, Cho Jun Ho de la categoría de 66 kilogramos de judo masculino, se convirtió el 29 de julio en dueño de un metal. Cho Jun Ho se colgó la medalla de bronce. Y el 30 de julio, en la semifinal de esgrima femenino -modalidad espada- una deportista surcoreana se convirtió en la aAvíctima de una decisión poco entendible del juez. Ese día, la espadista Shin A Lam sufrió una polémica derrota por un error al añadirse un segundo extra en su duelo contra la alemana Britta Heidemann. Frente a esta situación incomprensible, la delegación surcoreana presentó quejas y objeciones; sin embargo, la decisión no se corrigió. Entonces, Shin A Lam no pudo más y se sentó sin fuerzas en el suelo, explotando en lágrimas. El hecho, considerado una de las 5 peores decisiones de los jueces de las olimpiadas de Londres, arrebató así a la joven espadista la oportunidad de acercarse a la medalla de oro. No obstante, los reproches no duraron mucho; puesto que la selección surcoreana de esgrima se alistó para el contrataque.

Hay un dicho popular en Corea que dice que “la tierra se hace más sólida después de la tormenta”. Esto es justo lo que pasó con el equipo nacional de esgrima que, tras la polémica derrota de Shin A Lam, se armó de coraje y fue con todo a la conquista de medallas. Empezando por Choi Byung Chul, quien logró el bronce en florete individual masculino el 31 de julio, las noticias doradas continuaron en esgrima; hasta que el 1 de agosto, Kim Ji Yeon se proclamó campeona en sable individual de mujeres.

La primera medalla dorada de Corea en judo en Londres 2012 llegó en la categoría de 81 kilogramos de hombres. El deportista que se adueñó del oro es Kim Jae Bum, quien con este metal logró el grand slam, sumando a su carrera los títulos de campeón de los Juegos Asiáticos, del Campeonato Mundial y finalmente de los Juegos Olímpicos. Otro judoca surcoreano, medallista de oro de Londres 2012, es Song Dae Nam de 90 kilogramos de hombres, para quien esta participación es su última en los Juegos Olímpicos de su carrera y, por ende, más especial

Ese mismo día, en que Song Dae Nam hacía realidad el sueño de su vida, la veinteañera Kim Jang Mi protagonizó la misma hazaña en la galería de tiro. Kim Jang Mi anotó en la ronda eliminatoria de mujeres de pistola a 25 metros 591 puntos, con lo que estableció un nuevo récord olímpico, al tiempo de anunciar que es la favorita a convertirse en medallista de oro. Y en la final, su rendimiento fue aún mejor, tanto que fue suficiente como para permitir a Kim Jang Mi subir al lugar más alto del podio con la medalla dorada en su pecho.

De este modo, Kim Jang Mi adquirió el sobrenombre de “la promesa del tiro coreano”, paralelamente con otra deportista, que defendió la reputación de la que goza Corea como la mayor potencia mundial en tiro con arco.

Esa deportista fue Ki Bo Bae, quien el 2 de agosto compitió en una dramática final disputada entre ella y la mexicana Aída Román. Tras empatar, ambas arqueras tuvieron que tirar cada una una flecha. La primera en lanzar fue Ki Bo Bae, cuya flecha se clavó en el aro de la diana correspondiente a 8 puntos. En seguida, tiró Román, que también dio en esa misma zona del blanco. No obstante, en ese preciso momento, Ki Bo Bae saltó de alegría, al comprobar que su flecha estaba 5 milímetros más cerca del centro de la diana y que, por ende, ella era la ganadora. Este ambiente optimista prosiguió entre la selección surcoreana de tiro con arco de hombres, que estaba decidida a obtener el oro olímpico nunca antes alcanzado en la categoría individual.

El 3 de agosto, los campeones fueron los miembros del equipo masculino de sable, que ganaron la medalla de oro en la prueba por equipos, al vencer a Rumania. La obtención del oro olímpico por la selección surcoreana de sable de hombres en Europa, la cuna de la esgrima, fue algo que ni siquiera la prensa europea pudo vaticinar.

A medida que crecía la fiebre olímpica, la actuación de los deportistas surcoreanos brilló aún más en Londres. Entre ellos, Jin Jong Oh es definitivamente el atleta a destacar, por una segunda medalla de oro que se colgó, convirtiéndose en el único tirador surcoreano bicampeón en unos Juegos. Jin Jong Oh se adjudicó su segundo oro en Londres 2012 en pistola a 50 metros, superando en el último minuto a su compañero Choi Young Rae, quien se quedó con la medalla de plata.

El 6 de agosto, los ojos de millones que seguían los Juegos Olímpicos de Londres se centraron en la modalidad de salto de potro de gimnasia masculina. En particular, los coreanos fijaron sus miradas en un hombre que estaba por hacer historia. El hombre en cuestión fue Yang Hak Seon, quien en su primer intento realizó el salto Yang 1 de un máximo grado de dificultad -de 7,4-, bautizado en honor a su creador, el propio Yang Hak Seon. Aunque dio un paso hacia adelante al aterrizar, el gimnasta surcoreano recibió una alta calificación por ese primer salto debido precisamente a su alta dificultad. Luego, en el segundo intento Yang Hak Seon mostró un perfecto Triple Skara, con un aterrizaje impecable. Así, el joven gimnasta logró la medalla de oro.

Mientras, en el cuadrilátero de lucha libre, Kim Hyun Woo provocó la lástima de los espectadores por el ojo morado que tenía debido al golpe que había recibido de su contrincante en los octavos de final. Sin embargo, poco importó que tuviera un hinchazón en su ojo derecho. Kim Hyun Woo luchó con todo hasta llegar a la final y aún con un ojo lastimado se proclamó campeón en lucha greco-romana de 66 kilogramos de hombres.

El equipo de tenis de mesa de hombres, por su lado, se adjudicó la medalla de plata, que es más que valiosa al ser un premio que se entrega a un trío de veteranos de ping-pong de una edad promedio de 33 años, que no dejaron que la edad les venza y lucharon hasta el final dando lo mejor de sí mismos. Asimismo, el taekwondista Lee Dae Hoon se convirtió en medallista de plata en la categoría de 58 kilogramos.

Y el 10 de agosto, ya entrando en los últimos días de las olimpiadas de Londres 2012, sonaron los mismos gritos por la victoria de hace 10 años. Ese día las selecciones surcoreana y japonesa de fútbol jugaron por la medalla de bronce; y para alentar al equipo nacional, una multitud se reunió en el corazón de Seúl, formando olas rojas tal y como se vio hace una década, cuando se organizó el Mundial de la FIFA Corea-Japón 2002. La selección nacional de fútbol apareció en la cancha para jugar contra uno de sus peores rivales, Japón. De las dos, la parte que rompió el largo equilibrio sobre el campo, fueron los surcoreanos, que sacudieron primero el arco contrario. Park Chu Young fue el autor de ese primer gol y quien le siguió fue Koo Ja Cheol, gracias a cuya anotación el marcador cambió a 2 a 0. Y así se mantuvo hasta el final, permitiendo a Corea del Sur saborear la dulce victoria, que además le obsequió la primera medalla olímpica en fútbol de su historia.

Otro momento conmovedor fue el partido de balonmano femenino entre Corea del Sur y España, que se jugó por la medalla de bronce. El equipo surcoreano había llegado a esa etapa final de la competición exhausto, sin siquiera jugadoras suplentes. Aún así, el partido estuvo parejo y concluyó en un empate a 24. Sin embargo, luego de dos prórrogas, Corea del Sur perdió 31 a 29. Fue una derrota amarga, como todas las derrotas. No obstante, el espíritu incansable de las coreanas brilló más que cualquier medalla.

Ya hacia el último día de las olimpiadas, cuando todos daban por terminada esta gran fiesta deportiva mundial, un boxeador surcoreano salió a la conquista de la medalla de oro. Ese boxeador fue Han Soon Chul, quien estaba decidido a adueñarse de la medalla de oro, que de lograrse sería la primera en 24 años. El oponente de Han Soon Chul en la final de peso ligero fue Vasyl Lomachenko de Ucrania, a quien nunca pudo vencer en las dos ocasiones que se enfrentaron. Lamentablemente, esta vez la pelea también finalizó en victoria para el ucraniano, con lo que Han Soon Chul obtuvo la medalla de plata, que fue el último metal de Corea en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

La gente dice que los Juegos Olímpicos contienen drama y son el escenario admirado por millones de deportistas. Allí están héroes como el corredor somalí Mohammed Farah, que aún en medio de la guerra no perdió su sueño, o como la boxeadora india Mary Kom, madre de dos gemelos, que no se dio por vencida por nada. Es por ellos que el mundo aplaude; y es por los deportistas coreanos que, en medio de grandes atletas, no se dejaron intimidar y lucharon sin cesar que aplaudimos más fuerte, no tanto porque lograron medallas sino porque demostraron un verdadero espíritu deportivo.

메달 현황
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