El dirigente norcoreano Kim Jong Un declaró el 1 de enero en su discurso de Año Nuevo, que está dispuesto a enviar a su selección nacional a los Juegos Olímpicos de Invierno PyeongChang 2018 y a restablecer el diálogo intercoreano para hablar de la participación olímpica. Como era de esperar, el Gobierno surcoreano dio su bienvenida a tales palabras del líder del régimen de Pyongyang, máxime esperando que a partir de ese primer diálogo sobre el tema específico de la participación norcoreana en las olimpiadas, se normalicen los intercambios entre las dos Coreas.
En el discurso de Año Nuevo que emitió la Televisión Central de Corea del Norte, Kim Jong Un expresó que tiene toda la intención para hacer los preparativos necesarios para enviar una delegación de deportistas a PyeongChang 2018 y que para ello las autoridades gubernamentales de su país y de Corea del Sur podrían mantener consultas. Enfatizó que lo prioritario en este momento es rebajar la tensión militar entre las Coreas y crear un ambiente de paz en la península. También anticipó que dejará abierta cualquier posibilidad de diálogo, sea con quien fuere, si eso permite mejorar las relaciones intercoreanas.
Aún sin conocer exactamente si Kim Jong Un tuvo otras pretensiones al publicar tal mensaje, su discurso de Año Nuevo implica un importante cambio de actitud por parte de Pyongyang, así como la manifestación de una postura a favor, no solo de la participación en los próximos Juegos Olímpicos, sino también de la reanudación del diálogo intercoreano y hasta de las reuniones entre autoridades militares. Eso sí, puso como condición que la administración de Seúl dejase de realizar ensayos de guerra con países extranjeros, así como de introducir en la península coreana armas y equipos nucleares de Estados Unidos, exigiendo públicamente el cese de las maniobras conjuntas de las fuerzas surcoreano-estadounidenses. Tampoco se olvidó de hacer alarde de su capacidad nuclear y de advertir a Estados Unidos que todo su territorio está dentro del alcance de sus misiles, al tiempo de anticipar que Corea del Norte seguirá en el camino del desarrollo nuclear.
Sin embargo y pese a esas amenazas, la evaluación generalizada del discurso de Año Nuevo de Kim Jong Un es que promete cambios positivos para la península coreana. El pronóstico de que el dirigente norcoreano adoptaría un tono favorable en este nuevo año que comienza, en realidad ya se planteó meses atrás, en base a la opinión de los analistas de que después de proclamar Corea del Norte como estado nuclear, su líder probablemente intentaría propiciar un clima diferente. Pero aún considerando este análisis, fue realmente excepcional el mensaje de Kim Jong Un; y sin desperdiciar el momento, el Ejecutivo surcoreano propuso inmediatamente al Norte la celebración de una reunión intergubernamental, pues lo que desea Presidencia es aprovechar al máximo los Juegos Olímpicos de PyeongChang y la actual postura de Corea del Norte a favor del diálogo, para mejorar las relaciones intercoreanas y así identificar una vía más rápida y efectiva para solucionar el problema nuclear.