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La Organización de las Naciones Unidas adoptó esta semana por decimonoveno año consecutivo una resolución sobre los derechos humanos norcoreanos. Corea del Sur decidió nuevamente no participar como promotor, mientras que Estados Unidos volvió a hacerlo al regresar al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, tres años después de abandonar dicho organismo en junio de 2018 durante el Gobierno de Donald Trump.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, formado por 46 estados, aprobó en su cuadragésimo sexta reunión -organizada en Ginebra y sin votación- la resolución sobre Corea del Norte. Al igual que las versiones de años anteriores, la de este año también condena las violaciones de derechos humanos y los crímenes antihumanitarios cometidos en ese país, al tiempo de exhortar a sancionar a los responsables. Enfatiza que en Corea del Norte dichos actos perduran desde hace tiempo de forma amplia y sistemática.

En cuanto a contenido, el nuevo documento no difiere mucho de los adoptados en los últimos diecinueve años, principalmente porque la realidad norcoreana sigue igual. La novedad es la mención que hace de la propagación del COVID-19 y el llamado a Pyongyang a cooperar con la comunidad internacional en la lucha contra la pandemia, además de la preocupación que muestra sobre los derechos humanos de soldados prisioneros y sus descendientes. Respecto a la crisis sanitaria mundial y los esfuerzos por reprimirla, la resolución subraya la importancia de que Corea del Norte permita el acceso a su territorio a personal de organismos internacionales y también la llegada de asistencia exterior para los más vulnerables de su población. También solicita no usar armas en la frontera y garantizar a las organizaciones de ayuda humanitaria una mayor libertad en sus actividades, al tiempo de priorizar el problema de las familias separadas entre las dos Coreas y ampliar por un año el mandato del relator especial de la ONU sobre derechos humanos norcoreanos.

Desde hace diecinueve años, Naciones Unidas adopta cada año una resolución sobre los derechos humanos norcoreanos, y sin votación desde 2016, lo que refleja el agudo interés de la sociedad global por la realidad de los norcoreanos y el consenso a nivel internacional sobre que la situación en ese país debe mejorar pronto. De ahí que, si bien algunos países evitan pronunciarse por consideraciones políticas sobre su postura frente a Corea del Norte, tampoco pueden rechazar las resoluciones de la ONU ante la grave situación de los norcoreanos, para quienes simplemente hablar de los derechos humanos y abogar por su salvaguarda supone un tabú.

Entre esos países que no rechazan la resolución pero tampoco participan como promotores se incluye Corea del Sur, cuya posición es bastante complicada. Al respecto, una fuente del Ministerio de Exteriores surcoreano comentó recientemente que Seúl no participó como promotor pero sí apoyó la resolución 2021, pues está dispuesto a esforzarse por promover los derechos humanos en Corea del Norte junto a la comunidad internacional. Sin embargo, su ausencia en la lista de promotores es criticada por muchos como “excesiva debilidad” ante Pyongyang. Incluso algunos afirman que esa actitud podría poner a Seúl en una situación incómoda frente a Estados Unidos, que desde que el presidente Joe Biden asumiera el poder da mucha más importancia a los valores de la democracia y los derechos humanos que Trump.