Los esfuerzos de Corea del Sur por recuperar los patrimonios culturales confiscados por las fuerzas extranjeras durante las invasiones y el colonialismo, cosecharon sus frutos durante el trascurso de 2011.

Los libros de la biblioteca real Oegyujanggak, saqueados por el Ejército francés en el año 1866, han regresado a Corea del Sur en diversas entregas. La cuarta y última, que consta de 73 obras, llegó el 27 de mayo, completando así la colección de 296 obras.

De este modo, todos los libros usurpados de la biblioteca exterior de la dinastía Joseon, que estaba situada en la isla de Ganghwa, custodiados en la Biblioteca Nacional de Francia hasta su repatriación, volvieron a su lugar de origen después de 140 años.

Los 1.200 volúmenes, incluyendo los protocolos reales de la época de Joseon, arribaron al país, después de casi un siglo de encierro en la Agencia de la Casa Imperial japonesa. La colección completa comprende 1.205 libros, pero cinco de ellos fueron repatriados el pasado octubre durante la visita a Seúl del primer ministro nipón, Yoshihiko Noda.

Aunque estas dos valiosas reliquias históricas ya están en casa, aún quedan innumerables patrimonios culturales coreanos en el extranjero, por lo que el país debe continuar sus esfuerzos hasta lograr la repatriación de todas las herencias que han dejado los ancestros y que hoy día se encuentran allende fronteras.

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