La empresa aeroespacial y militar estadounidense, Lockheed Martin, prometió transferir 4 de sus tecnologías clave a Corea del Sur con la venta de aviones caza de próxima generación F-35 pero según informan esta condición, incluida en el contrato de compraventa, no podrá concretarse por la negativa de Washington.
Sin duda, ésta es una de las noticias más controvertidas de hoy, pues el Ejército surcoreano se verá obligado a modificar su proyecto militar, denominado KFX, que pretendía desarrollar aviones de combate con una inversión de 20 billones de wones. Para lograr ese objetivo era crucial la transferencia de cierta tecnología por parte de Lockheed Martin. Y de hecho esa fue una de las principales causas por la que Corea eligió comprar aviones a esa empresa norteamericana. Pero la situación se ha complicado bastante...
¿Tienes más detalles sobre el acuerdo entre Lockheed Martin y Corea del Sur?
Según los datos ofrecidos por el legislador de Alianza de Nueva Política para la Democracia e integrante del comité parlamentario de Defensa, Ahn Gyu Baek, ante la auditoría de la Asamblea Nacional, el Ejército nacional decidió en septiembre de 2014 comprar 40 unidades de aviones-caza F-35A de Lockheed Martin, por un valor de 7,34 billones de wones. Pero una de las condiciones principales para elegir esa oferta era que el contrato incluía la transferencia de 25 tecnologías relacionadas con radares de barrido electrónico activo (AESA), control de vuelo, aviónica y armamento. En respeto a ese pacto, la compañía norteamericana prometió obtener la aprobación de su Gobierno para exportar dichas tecnologías en mayo de este año, como muy tarde, pero por cuestiones de seguridad, Washington niega transferir 4 de esas tecnologías, que parecen ser clave...
Y… ¿cuáles son esas tecnologías ‘clave’ que Estados Unidos se niega a transferir?
Básicamente tratan sobre radares AESA, equipamientos infrarrojos de búsqueda y rastreo, equipamientos para la interrupción de ondas eléctricas y sistema de seguimiento de blancos mediante óptica electrónica. En especial, la tecnología que más necesita Corea del Sur es la de radares de barrido electrónico activo, pues permite contrarrestar el blanco con mayor precisión y eficacia. Pero ahora que el Gobierno estadounidense ha negado que se comparta dicha tecnología, lo que más preocupa es que eso puede afectar al ambicioso proyecto militar de Seúl de crear un prototipo de avión-caza con tecnología propia. En cuanto a la posibilidad de sancionar Lockheed Martin por violar el contrato, la Administración de Programas de Adquisición de Defensa afirma que no es posible, pues es el Gobierno de EEUU quien ha rechazado la transferencia tecnológica y no el fabricante.