El béisbol profesional creció con rapidez hasta consolidarse como el deporte nacional por excelencia. Sin embargo, con el paso del tiempo atravesó una etapa de declive. El interés del público comenzó a centrarse en las actuaciones de Park Chan Ho en las Grandes Ligas de Béisbol de Estados Unidos (MLB), en las transmisiones del béisbol profesional japonés y, sobre todo, en la fiebre desatada por la Copa Mundial de la FIFA 2002. A pesar de este retroceso, el béisbol coreano logró recuperar su lugar en el corazón de los aficionados, gracias a la destacada actuación de la selección nacional en las semifinales del Clásico Mundial de Béisbol de 2006 y a la histórica medalla de oro conquistada en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

En 2024, la liga profesional de béisbol de Corea, que cuenta actualmente con diez equipos, superó los 10 millones de espectadores en una sola temporada. Este crecimiento ha ido acompañado de una diversificación del público, con un notable aumento de seguidores jóvenes, especialmente mujeres de entre 20 y 39 años. El béisbol ha dejado de ser simplemente un deporte para convertirse en un fenómeno cultural de gran alcance.

Los estadios de béisbol en Corea se han transformado en espacios culturales multifuncionales. Incorporan zonas de barbacoa y áreas de césped para picnic, ofreciendo una experiencia que va más allá del juego. Además, han ampliado su oferta gastronómica, con delicias típicas como el “chimaek” (pollo frito con cerveza), junto con productos de diversas franquicias. La energía de la afición y su organizada cultura de animación han captado la atención de medios internacionales, que ya describen los estadios coreanos como verdaderos escenarios de entretenimiento, comparables a conciertos. Hoy, el béisbol puede considerarse uno de los contenidos culturales más representativos de Corea.