Entre el 25 de junio y el 13 de julio se llevó a cabo una exposición de artesanía tradicional llamada “Plataforma artesanal” en el antiguo edificio de la Estación Seúl, ahora convertido en un centro de exposiciones culturales. La muestra incluía vajillas de latón dorado, porcelanas de suave blancura lechosa, toscos recipientes de barro cocido y otros servicios de mesa tradicionales, presentados desde una perspectiva totalmente diferente.



La clave está en el subtítulo de la exposición “La artesanía es deliciosa”, pues muestra la vajilla artesanal en su dimensión culinaria más práctica y cotidiana, totalmente despojada de su halo de pieza tradicional de museo. Para dar a conocer la belleza de la vajilla artesanal al público, participaron 230 artesanos que mostraron unas 10.000 piezas en total. Desde vajillas de latón, porcelana, barro y laca… hasta muebles de madera, objetos de vidrio y papel tradicional y telas teñidas con tintes naturales: Todo tipo de vajillas integraban la exposición “Plataforma Artesanal – La artesanía es deliciosa”. Lo primero con lo que se encontraba el público al entrar a la antigua Estación de Seúl era con una pieza de porcelana “buncheong” de dos metros de altura. El día de la inauguración, un maestro alfarero hizo una demostración de cómo se fabrica una pieza de porcelana así.



A la izquierda de esta porcelana gigante se hallaba la sala principal, donde cuatro chefs y cuatro artesanos trabajaron juntos para hacer realidad el subtítulo de “La artesanía es deliciosa”, mostrando que el acto cotidiano de comer puede convertirse en una elevada experiencia estética, según la vajilla que utilicemos. Al entrar en cada uno de los cuartos que componen la sala, se ve un servicio de mesa tradicional perfectamente dispuesto y un equipo de vídeo en el techo que proyecta imágenes de distintas comidas sobre platos y cuencos. El protagonista del primer cuarto de esta sala es la porcelana. El color carmesí del kimchi contrasta con la blancura del cuenco de fina porcelana, y muestra el contenido del plato todavía más apetitoso y elegante. El segundo cuarto corresponde al latón. La vajilla de latón es muy funcional porque conserva frescos los alimentos por mucho tiempo.



También es la vajilla más elegante, y por ello fue muy usada en la corte real. En la tercera estancia se pudieron ver deliciosos platos de cocina francesa servidos en platos de arcilla tradicional. Más allá de esta sala, hay un salón de té tradicional para charlar, y y luego viene el “sarangbang”, que era el estudio o escritorio de los hombres en las casas tradicionales. Allí se mostraron muebles tradicionales finamente decorados y lacados con incrustaciones de madreperla. Más hacia adentro se recreaba el “gyubang”, que es una habitación reservada a las mujeres, donde se podían ver sus accesorios y joyas ornamentales. Subiendo a la primera planta, los visitantes hallaban recipientes tradicionales de barro cocido, que mosrtaban una mesa de licor y comida para picar.