Al sur de la península coreana estaban ubicadas Mahan, Jinhan y Byunhan. Mahan comprendía las actuales provincias de Gyeonggi, Jeolla y Chungcheong; Jinhan ocupaba la provincia de Gyeongsang del Norte y Byunhan abarcaba la provincia de Gyeongsang del Sur. Baekje era uno de los países de Mahan y Jinhan fue el origen de Silla. En Byunhan se ubicaba Gaya, del reino que vamos a hablar ahora. El fundador de Gaya es Kim Suro.
Al igual que el fundador de Silla, también nació de un huevo. Hace mucho pero mucho tiempo atrás, en las llanuras alrededor del río Nakdong estaban ubicados varios países muy pequeños. No tenían reyes, sino que diversos líderes gobernaban el territorio que les comprendía.

Un día, desde la cima de una de las montañas al sur, se escuchó un fuerte ruido, como el de una persona llamando a alguien. Unos 300 habitantes se acercaron para ver lo que sucedía, y de pronto oyeron una voz clara que decía que había sido nombrado por el cielo para crear un país en los alrededores de esta montaña y convertirse en rey. Pero para ello, necesitaba que los habitantes cantaran lo siguiente: ‘tortuga, tortuga, muéstranos tu cabeza’. Los jefes de los pequeños países hicieron lo que pedía y, al poco tiempo, desde el cielo cayó una caja dorada con seis huevos en su interior. Pasados 12 días, nacieron seis varones. Del primer huevo nació Kim Suro, el fundador de Gaya. A decir verdad, parece más bien un relato mitológico que historia real, ¿no? Posiblemente, con esta descripción, los historiadores quisieron dar a entender que los reyes eran personas especiales y por ello podían gobernar.

Desde que Kim Suro asumió como rey, Gaya empezó a tener un mayor orden, porque estableció nuevos sistemas para una gestión más organizada. El libro que describe los Tres Reinos cuenta que Kim Suro fue un monarca muy respetado por el pueblo, porque supo tratar muy bien a su gente sin ser estricto, y que tenía mucha habilidad en todo. Era muy sabio y fuerte, y vencía a los enemigos cada vez que éstos intentaban invadir su territorio. Como dije, Gaya ocupaba la actual región sureste de la península coreana, y al estar rodeada de ríos y montañas, no logró integrarse como un solo país con otros pequeños reinos que estaban en su periferia. Pero pese a ello, logró ampliar su territorio y contó con mucha estabilidad económica y abundancia cultural, porque en esta región había mucho hierro, y en aquel entonces, ese metal era el arma más preciosa y una importante fuente de ingresos. Obviamente, contaba también con las técnicas necesarias para producir armas, y con el tiempo fue haciéndose cada vez más rico gracias al comercio marítimo de metales con China y Japón. Hoy describimos a Silla como el reino culturalmente más preciado de la historia coreana, pero hay que decir que en sus tiempos, Gaya floreció más que nadie en este ámbito, y así lo evidencian las reliquias históricas.

Gaya quedó en la historia en 562, a tan solo 500 años de su fundación. Se preguntarán cómo este país del hierro con un alto nivel cultural desapareció tan rápido y de repente. Kim Suro falleció en el año 199 y tras su muerte, Gaya continuó atravesando buenos momentos; pero tenía un defecto: su territorio era limitado y el país -que estaba dividido en varias regiones autónomas- no lograba unirse, porque sus habitantes no sentían esa necesidad, al vivir todos muy bien económicamente. Pero entonces, otros reinos fronterizos -como Baekjae y Silla- estaban expandiendo agresivamente su territorio. El rey Gwanggaeto de Goguryeo ofreció ayuda a Silla en sus combates y aprovechó la ocasión para atacar Gaya. Gaya, que no estaba preparado para guerras, no tuvo otra alternativa que darse por vencido y cedió su principal castillo. Posteriormente, recibió otras invasiones de Silla y finalmente, en el año 562 fue derrotado y absorbido por Silla.