Gung Ye era descendiente de la familia real de Silla. Nació un 5 de mayo pero dice que desde el momento en que su madre le dio a luz, ya tenía dientes. Además, cuando nació Gung Ye, desde el techo de la casa de su familia materna, salió una luz multicolor, simular a un arco iris que llegaba hasta el cielo. Parece ser que desde el momento en que empezó a formar parte de este mundo, ya tenía un don especial. Pero muchos de aquella época pensaban que era algo negativo, pues veían como anormal ese fenómeno ocurrido en el día de su nacimiento. Los súbditos del palacio real creían que Gung Ye iba a ser una persona que haría mal a su Estado, o sea Silla, y por tanto, solicitaron al rey que matara a su hijo.

Ante la presión, al rey no le quedó otra que abandonar al bebé en la calle, pero afortunadamente su niñera pudo encontrar al niño sano y salvo y se escapó con él. Mientras huía, sin querer, la niñera pinchó el ojo del bebé con su dedo y por eso, Gung Ye toda su vida fue tuerto. Es cruel y triste la historia de Gung Ye porque fue abandonado por sus padres solo porque nació con dientes y salió una luz colorida de su casa. Además no era un niño cualquiera sino que era el hijo del rey de Silla. Al respecto, hay quienes dicen que entonces, en dicho reino había una fuerte pelea por el poder, y tal vez el grupo que se oponía al actual rey tramó toda esta historia con fines políticos. Lo más curioso es que a fecha de hoy, no hay registros sobre quién fue el padre de Gung Ye ni sobre por qué fue abandonado por una excusa sin sentido. Pero, por otro lado hay quienes afirman que la historia de que Gung Ye era descendiente de la familia real pudo haber sido inventada por él para llamar la atención y hacer creer a la gente que el no era una persona común. En fin, Gung Ye fue criado por su niñera hasta los 10 años, y fue a esa edad cuando ella le contó que fue abandonado por Silla. Impactado por la noticia, se fue a vivir a un templo budista y decidió convertirse en monje.

Si bien Gung Ye quiso convertirse en monje budista, no le fue fácil porque su personalidad era tan activa y fuerte que le costaba vivir encerrado en el templo; y le resultaba muy difícil convivir armoniosamente con sus compañeros. Además, en ese entonces había mucha corrupción en los templos y no podía tolerar lo que veía. Aunque no se sabe si es verdad o leyenda, cuentan que un día varias ramas cayeron delante de Gung Ye formando la palabra ‘rey’, y recordó que, de no haber sido abandonado por sus padres, tal vez podría haberse convertido en rey. Entonces dejó el templo y salió en busca de un nuevo trabajo y un lugar en donde vivir. Después de pedir ayuda a varias personas, finalmente un general reconoció la habilidad de Gung Ye y le contrató como soldado. Y parece que Gung Ye no le decepcionó, pues cada vez Gung Ye iba ganando más batallas y tenía más seguidores, que pasado un tiempo llegaron a ser miles. Cada vez que ganaba una guerra y ocupada un nuevo territorio, su ambición de destruir Silla y crear un nuevo país que pudiera reemplazar al antiguo Goguryeo fue haciendo más grande.

Se preguntarán por qué quería resucitar Goguryeo y no ayudar a que Silla saliera de la crisis, que en ese entonces estaba en total ruina, ¿no? El motivo parece evidente: no quería saber nada de la patria que lo abandonó. Pero el general que inicialmente ayudó a que Gung Ye trabajara como soldado, no podía tolerar que éste siguiera acumulando más poder e intentó destruirlo. Pero Gung Ye ya no era el mismo de antes. Tras vencer a todos los que se interponían en su camino, finalmente Gung Ye creó su propio país en el año 901 bajo el nombre de Goryeo, más conocido como post Goguryeo. Asi, el país fue creciendo y acumulando cada vez más poder. Pero cuando las cosas parecían mantenerse estables, Gung Ye empezó a mostrar actitudes difíciles de entender, como cambiar del nombre al país cada tanto, o trasladar la capital sin fundamento. Es más, llegado un punto, empezó a creer que era un buda, y por tanto podía leer el corazón de otras personas. Así, que cada vez que un funcionario de su gobierno cometía un delito o actuaba de forma que no le gustaba, usaba como pretexto su habilidad para leer el corazón de otros y conocer la verdad, para penalizarlos con pena de muerte. Por ello hay quienes dicen que tal vez sufriera problemas mentales. En el año 918, Gung Ye murió asesinado en un campo de cultivo a manos de unos solados, mientras escapaba de Wang Geon, quien decidió echar a Gung Ye del trono provocando una rebelión, ante las grandes locuras protagonizadas por su rey.