Fue un día de junio del año 918. Varios generales de la tropa de Gung Ye, del post Goguryeo, visitaron la casa de Wang Geon. Cuando todos tomaron asiento, Wang Geon le pidió a su esposa a que fuera a la huerta de la casa a recoger frutas frescas para los invitados. Obviamente, éstos no habían venido a comer, sino a conversar en secreto con Wang Geon, así que éste dio un pretexto para que su mujer se mantuviera alejada de la habitación. Pero su esposa era mucho más sabia de lo que él imaginaba y comprendió lo que estaban tramando. En vez de ir a buscar frutas, se escondió tras la puerta para escuchar lo que hablaban. Los generales contaban a Wang Geon cuán agresivo era el actual rey, Gung Ye, y que no podían tolerar más sus barbaridades, y propusieron a Wang Geon ser el nuevo rey. Este se negó a aceptar la propuesta, porque no consideraba correcto sacar al monarca por la fuerza para ocupar su trono. Es más, mantenía una buena relación con el rey, porque desde joven Wang Geon lideró numerosas victorias en las batallas, especialmente en las marítimas, y estos logros hicieron que Gung Ye le tuviera un especial cariño.

En fin, Wang Geon no podía traicionar al rey y dijo que no varias veces. En ese momento su esposa, que estaba escuchando toda la conversación, entró al cuarto y le dijo a su marido que incitar a una rebelión contra un rey agresivo que pone en peligro la vida del pueblo era algo que había ocurrido frecuentemente desde hace mucho tiempo atrás, y por tanto no era tan malo. Apoyado por su esposa y otros generales, finalmente Wang Geon decidió declarar la guerra contra el Estado. Al enterarse de esta rebelión liderada por Wang Geon, la gente salió a la calle para animarle y en poco tiempo contaba con más de 10.000 voluntarios que apoyaban la guerra contra el rey Gung Ye.

La revolución fue todo un éxito y Wang Geon logró asumir como nuevo rey de post Goguryeo. Convertido en monarca, cambió a Goryeo el nombre del país y adoptó políticas y sistemas muy diferentes a los del rey anterior, poniendo en orden las cosas y estabilizando la situación interna. Pero el problema no estaba dentro del país sino fuera. El rey Gyeonhwon de post Baekje amenazaba continuamente a Wang Geon con sus ingentes y fuertes tropas. Si bien las relaciones entre Goryeo y post Baekje serán pésimas, a diferencia de Gung Ye, el rey Wang Geon fomentó las relaciones con Silla, hasta que logró que éste se rindiera ante Goryeo. Post Baekje no podía aceptar que estos dos países se llevaran tan bien, así que atacó Silla e incluso mató al rey. Wang Geon fue a ayudar a Silla pero apenas pudo salvarse, porque el ejército de post Baekje era demasiado fuerte. Si bien no logró vencer al enemigo, esta ayuda de Wang Geon hizo que los lazos entre Goryeo y Silla se afianzaran aún más.

Años más tarde, Wang Geon creó una tropa muy capacitada y logró vencer a su eterno rival, el rey Gyeonhwon de post Baekje. En el año 935, Silla, se rindió voluntariamente ante Goryeo y finalmente, Wang Geon unificó los tres reinos de la península coreana. En el pasado, hubo una vez que toda la península era un solo país, pero entonces Silla necesitó de la ayuda del imperio Tang de China. No obstante, Wang Geon logró la misma hazaña por su propia cuenta, por lo que su personaje tiene un mayor significado histórico. Goryeo se mantuvo firme y unificado por 1.000 años.

¿Cómo Goryeo pudo conservarse unido tantos años en aquel entonces, cuando eran tan frecuentes las invasiones? Gracias a sus estrategias. En primer lugar, para mantener una sólida relación con las familias poderosas, dispersas en diferentes regiones del país, se casó con las hijas de los líderes de dichas zonas. Se dice que Wang Geon tuvo 29 esposas y, al ser todos de la misma familia real, no se peleaban por el poder y así pudo mantener el orden político. En segundo lugar, no discriminó a los habitantes de los países que se rindieron ante Goryeo, e incluso recibió a la gente de Balhae tras su ruina. Por último, intentó ser muy justo, y sancionaba cuando era necesario pero también sabía recompensar a aquellos que hacían bien las cosas.