Crónicas de Corea

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La política cultural del gobierno de los años 70

2015-06-02

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El 19 de octubre de 1974 el gobierno anunció el primer plan quinquenal de promoción de la cultura y las artes. En una época en la que había poca conciencia sobre la importancia de la cultura, dicho plan proporcionó el marco para la política gubernamental al respecto, y despertó en el ambiente cultural y artístico un fuerte interés en la herencia tradicional, como medio de afirmación de la identidad del país. Este plan de promoción cultural impulsó la restauración del espíritu nacional que había sido interrumpida por la dominación colonial japonesa y la Guerra de Corea. Se abrieron centros de estudios coreanos y se tradujeron al coreano moderno los textos clásicos que estaban abandonados en depósitos, para ponerlos al alcance de todo el mundo. También se rescataron infinidad de materiales sobre filosofía, historia, artes y política coreana. En otras palabras, se sentaron las bases de los estudios coreanos de hoy en día. Debido a la gran influencia de Silla en Corea del Sur, la antigua capital de Gyeongju fue elegida en primer lugar para llevar a cabo grandes proyectos de restauración impulsados y subsidiados por el gobierno. Por otra parte, se inauguraron museos en todo el país, como el Museo Folklórico de Corea en el interior del palacio Gyeongbokgung; al tiempo de patrocinar ampliamente el gugak, la música tradicional. Salieron a la luz las canciones folkóricas, como el pansori y la música rural o nong-ak, que pervivía a través de la tradición oral, y los músicos que se dedicaban a estos géneros recibieron un total apoyo del estado. Igualmente, los artistas y deportistas coreanos que obtuvieran reconocimiento mundial eran tratados como héroes cuando regresaban al país, y recibían una gratificación según el premio logrado. Como se puede apreciar, la mayoría de las manifestaciones artísticas y culturales estaban impregnadas de nacionalismo, y los artistas y deportistas eran subvencionados colectivamente como instrumentos para elevar el prestigio del país. Otro de los objetivos del plan de promoción cultural fue la purificación de la cultura popular. Con el pretexto de cultivar una cultura popular sana, el gobierno reforzó la censura en el cine, la televisión, la radio y los espectáculos. En consecuencia, infinidad de creaciones jamás llegaron a ver la luz por considerarse obscenos o perturbadores del orden social; y la mayor consecuencia fue que se redujo drásticamente la producción cinematográfica. En cuanto a la televisión, junto con los programas deportivos, las telenovelas ocupaban la mayor parte de la programación televisiva. Esta política cultural -que se implementó en los años 70- refleja en el fondo la intención del grupo político gobernante de mantener controlada a la población, a fin de preservar el poder. Por esta razón, la diversidad, la experimentación y la autonomía son rasgos que se echan de menos en la cultura popular de masas de esos años. En consecuencia, las producciones artísticas y culturales se volvieron uniformes, al seguir las directrices determinados por un puñado de políticos; tendencia que continuó hasta principios de los años 90, impidiendo que emergiera una cultura popular realmente creativa e innovadora.