Esta vez recorreremos un sendero muy tranquilo que va siguiendo una vieja vía férrea oxidada y salpicada de maleza, que a simple vista da la impresión de estar abandonada. Sin embargo, sepan que muy de vez en cuando pasan trenes, que incluso andan muy despacito como si temieran perturbar la tranquilidad del ambiente. En realidad, cuentan que esta vía de tren fue construida en 1959 para transportar materiales y productos de una compañía química de fertilizantes del barrio Okgil-dong, en la ciudad de Bucheon. Pero con el paso del tiempo la empresa optó por otros medios de transporte más eficaces, y quedó relegada al transporte de cargamento militar.
Quizás el encanto de este sendero -que se extiende a ambos lados de la vía de tren- sea justamente este ambiente pausado y silencioso, ese aire romántico lleno de nostalgia sujeto a cada cambio estacional. En efecto, si me preguntan cuándo es la mejor estación para caminar por este sendero, pues mi respuesta es: ¡todas! En primavera se abren las flores de colza, llenando el camino con una profusión de amarillo por doquier. En verano es placentero caminar sintiendo la fragancia de las níveas flores de acacia. En otoño, los paseantes se deleitan viendo mecerse las coloridas flores de cosmos al ritmo del viento. Y en el invierno, el sobrio paisaje cubierto de nieve invita a hacer una pausa y reflexionar con los mensajes inscritos en las traviesas de la vía, que nos instan a descansar, a ver la vida con optimismo y a no perder la esperanza. Asimismo deleitarán nuestra vista esculturas e instalaciones diversas, elaboradas con materiales reciclados.


Al final del camino, cuando termina la urbanización que seguía en paralelo la vía de tren, se despliega ante nuestros ojos el verde de la vegetación que conduce a una de esas viejas estaciones de trenes, propias de décadas pasadas. Sin duda alguna, es uno de los sitios más pintorescos de nuestro paseo. Caminando un poco más, encontramos la salida del arboreto Pureun, el primer arboreto metropolitano que creó la ciudad de Seúl y cuyo interior contiene un invernadero, 25 jardines temáticos y un pequeño estanque con flores de loto y otras especies acuáticas. También hay ‘book café’, donde los visitantes pueden leer relajadamente y tomar algo para calmar la sed. A propósito, quienes deseen reponer energías sanamente, les recomiendo visitar el restaurante especializado en sundubu, un tipo de cuajada fresca de queso de soja. Si tienen la oportunidad de visitar este establecimiento, les aseguro que un plato de sundubu será suficiente para deleitar los cinco sentidos y comer algo muy saludable.


Este el tramo más popular de nuestro recorrido. Generalmente, en este punto la gente suele dar marcha atrás y regresar sobre sus pasos, pero si el ánimo y la energía aún les acompañan, pueden continuar el paseo siguiendo las vías del tren. El esfuerzo valdrá la pena cuando vean la vegetación silvestre a ambos lados del paso ferroviario, y más allá los arrozales y un paisaje rural propio de un viejo álbum de fotos. El recorrido ida y vuelta desde la estación Cheonwang hasta el sendero Hangdong comprende unos 5,2 kilómetros.
Para llegar a este sendero de la vía Hangdong deben tomar la línea 7 del metro de Seúl y bajarse en la estación Cheonwang. Luego toman la salida 2 y caminando todo recto -unos 300 metros- darán con las vías de tren.