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Cultura

El entrenamiento vocal de los cantantes afamados

2018-11-21


Seokgae석개 vivió a fines del siglo XVI y fue una de las cantantes más afamadas de la dinastía Joseon. Era la criada de una familia noble y se cuenta que no hacía más que cantar en vez de hacer las tareas que le encomendaban. Por ejemplo, si la mandaban a recoger hierbas medicinales, iba al monte y se ponía a cantar a los pájaros y a los animales. Dicen que ponía una piedra en la canasta por cada canción que cantaba hasta que esta se llenaba, y luego volvía a cantar el mismo número de canciones mientras retiraba las piedras una por una. Así se le iba el día entero sin apenas darse cuenta. Aunque la reprendían por su comportamiento, nada lograba apartarla de su afición al canto. Finalmente su conducta llegó a los oídos de la dueña de la casa. Afortunadamente, era una mujer con sensibilidad artística y supo apreciar el talento de Seokgae y le puso un maestro de canto para tomar lecciones. Con el tiempo, Seokgae se convirtió en la cantante más aplaudida y admirada del reino. Su hija, llamada Oksaeng옥생, siguió los pasos de su madre y también se convirtió en una cantante muy afamada.

“El viento” (gagok para voz femenina) - Kim Wol Ha


Seguramente, al principio Seokgae interpretaba canciones populares y folklóricas, pero las que aprendió con el profesor de canto eran canciones acordes al gusto de la nobleza, como la que acabamos de escuchar. Cuando un cantor tradicional alcanza la perfección vocal, se dice que “logra el sonido”. Es un término que se equipara con alcanzar la iluminación en términos de perfeccionamiento espiritual. Un siglo y medio después de Seokgae, surgió un cantante llamado Song Sil Sol 송실솔, que “alcanzó el sonido” practicando el canto debajo de una cascada de agua. Al principio la caída de agua ahogaba por completo su voz, pero con el tiempo pudo superar el ensordecedor sonido de la cascada. No satisfecho con ello, subió a la cima del monte Bugaksan en Seúl y entrenó su voz contra el viento. Dicen que al principio su voz se dispersaba por la fuerza del viento, pero un año después, ni siquiera una tormenta lograba aplacar la potencia de su canto. De esta manera, su voz alcanzó una versatilidad tal que podía imitar el canto del cuclillo, o rugir como un dragón a voluntad.

“La tibia luz del sol en invierno” - conjunto Souljigi


Los cantantes no eran los únicos que se desvivían por “lograr el sonido”. Los intérpretes de instrumentos musicales también se esmeraban por alcanzar la máxima excelencia. A finales del período Joseon hubo un músico en la corte llamado Jeong Yak Dae정약대 que tocaba la flauta de bambú daegeum. Cada día subía a la cima del monte Inwangsan de Seúl a practicar el ritmo dodeuri도드리. Decían que ponía un grano de arena en su calzado cada vez que terminaba de tocar la pieza y que no bajaba de la montaña hasta que su zapato se llenara de arena. El dodeuri es una pieza fácil, de ritmo y melodía simples, pero por eso mismo cuesta mucho darle profundidad de sentimiento. Conozcamos esta pieza, que era la base de las prácticas de los intérpretes de instrumentos de antaño.

“Dodeuri” - Cho Chang Hoon en la flauta daegeum

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