Por primera vez en Corea del Sur, se aplicará la castración química a un pederasta. El Comité de Tratamientos Médicos y Deliberación de Custodia del Ministerio de Justicia ordenó el día 22 someter a esta intervención química a un hombre de 45 años que actualmente está entre rejas. Este señor -con cuatro antecedentes de crímenes sexuales contra menores de edad- cometió su primer abuso cuando tenía 17 años. En agosto de 2002, tan solo dos meses después de haber sido puesto en libertad -tras vivir encarcelado un largo tiempo por violación sexual a menores- fue arrestado mientras intentaba cometer una nueva atrocidad a una niña de diez años. Arrestado inmediatamente, fue condenado a tres años de cárcel y un periodo adicional de prisión preventiva de 7 años. En julio venidero termina de cumplir todas las penas y quedará en libertad. Pero previamente, el mes pasado le hicieron una revisión psicológica en la que fue diagnosticado de pedofilia. Dado que los índices de reincidencia son muy altos en personas que la padecen, se ha decidido realizarle una castración química. Ahora, ¿qué es una castración química? No es una castración real en la que se eliminan los órganos reproductivos, ni es una forma de esterilización; sino que ocasiona un cambio físico en el cuerpo mediante el uso de medicamentos que reducen la actividad sexual. Por medio de este tratamiento químico, es posible controlar la conducta sexual de los delincuentes –violadores y pederastas- pues reduce los niveles de testosterona en el caso de los varones. En el país, esta ley sobre la aplicación de castración química a violadores de menores de edad, entró en vigencia en julio de 2011, siendo éste el primer caso. De acuerdo a la legislación, toda persona mayor de 19 años que cometa habitualmente abusos sexuales contra menores de 16 años, puede ser condenado esta sentencia judicial. Pero no podrá efectuarse sin el consenso previo del pederasta y solo será aplicada hasta un máximo de 15 años. En el caso de este hombre, será sometido a esta intervención química una vez cada tres meses, en paralelo a una terapia psicológica, uso de tobillera eléctrica durante 3 años y la prohibición de entrada a cualquier instalación para niños. Tras darse a conocer esta noticia de la primera castración química a un pederasta en Corea, se ha creado un problema entre el grupo a favor y otro en contra. Este último afirma que la aplicación de castración química a una persona que ya ha cumplido su sentencia y ha sido puesta en libertad, puede considerarse como doble condena. Alegan que pese a que su objetivo principal es evitar que se repita incidentes como el ocurrido, ordenar una castración química por un delito no ocurrido o probado supone una violación de los derechos humanos. No obstante, las personas a favor de este dictamen de la Justicia explican que esta pena es ejecutada a pederastas con altas posibilidades de reincidencia. Subrayan que se lleva a cabo a voluntad propia del involucrado y, más que una condena, es una medida terapéutica para la protección tanto del abusador mismo como de las posibles víctimas. Algunos países occidentales como Argentina y Estados Unidos ya han experimentado la castración química y ahora se está expandiendo a otras naciones desarrolladas, lo cual es una evidencia de su efectividad.