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Historia

Chungmugong Kim Si Min defiende la patria con sabiduría y espíritu altivo

2013-05-02

<strong>Chungmugong Kim Si Min </strong>defiende la patria con sabiduría y espíritu altivo
La victoria en la batalla de Jinju

Todos los sábados, en el Castillo Jinju de Jinju, en la provincial de Gyeongsang del Sur, se realiza la ceremonia de relevo de guardias. Se trata de un lugar histórico que estuvo bajo un ataque masivo durante seis días por la invasión japonesa de octubre de 1592. Gracias a una hermética defensa y una brillante operación estratégica, una tropa de apenas 3.800 soldados de Joseon pudieron derrotar a una fuerza de 20.000 soldados japoneses.

La victoria de Jinju es considerada como una de las tres batallas más importantes, junto a la de la isla Hansan y a la batalla de Haengju, en los siete años de guerra entre Corea y Japón hacia finales del siglo XVI. El comandante en jefe que lideró a los soldados de Jinju al triunfo fue el magistrado del estado Kim Si Min.


Los artes marciales al servicio de la patria

Kim Si Min nació en 1554 en Mokcheon, la ciudad de Cheonan de hoy en la provincia de Chungcheong del Sur.

Desde la niñez, Kim Si Min mostró un gran talento en artes marciales. Pasó los exámenes militares del estado en 1578, al cumplir 25 años de edad. Con esto comenzó como oficial de entrenamiento. Cuando Nitangjie de la tribu Jurchen cruza el río Tumen para invadir Corea en al año 1583, Kim Si Min se unió a la defensa contribuyendo a contrarrestar al enemigo junto a otros oficiales sobresalientes como Shin Rip y el almirante Yi Sun Shin.

Kim Si Min trabajó en la oficina gubernamental de manufactura de armas, pero tuvo que dejar su cargo por conflictos con el Ministro de la Guerra. Posteriormente, Kim Si Min lleva una vida retraída, en una villa remota, por varios años hasta ser asignado como oficial de Jinju en 1591. Al año siguiente estallaría la invasión japonesa de la península coreana, iniciando la Guerra Imjin.


Un excelente estratega

Cuando estalla la guerra, Kim Si Min exhorta a sus hombres a entregar sus vidas en defense de Jinju. Sin embargo, bajo su mando tenía apenas 3.800 soldados, un número infinitamente pequeño en comparación a la fuerza de 20.000 hombres de Japón.

Sin embargo, Kim Si Min era bien versado en tácticas militares. El comandante ordenó elaborar pólvora y armas de fuego, siguiendo los modelos de las armas que empleaban los soldados japoneses. Inmediatamente entrenó a sus soldados más destacados a utilizar estas armas. Paralelamente, vistió a los ancianos y a los débiles del castillo como soldados para dar la impresión de tener una tropa grande y así intimidar al enemigo. Puso también espantapájaros vestidos de soldados con arco y flecha en lo alto del castillo, y esperó a que los japoneses iniciaran el ataque. Cuando las tropas japonesas empezaron a cansarse, Kim Si Min ordenó a sus hombres a realizar el contraataque.

El enfrentamiento abierto de las dos tropas ocasionó la pérdida de hombres a ambos lados, con daños substanciales a las fuerzas japonesas. Cuando las tropas japonesas empezaron a debilitarse, las tropas nobles del General Gwak Jae U se unieron a las fuerzas de Kim Si Min, asistiéndolas desde el exterior del castillo. Las fuerzas de Joseon no contaban con muchos hombres, pero supieron simular ser un ejército masivo para presionar anímicamente al enemigo.

Con esta estrategia, la pequeña tropa de Kim Si Min logró superar el ataque del ejército masivo de Japón. Sin duda, la victoria del castillo de Jinju debe mucho a las excelentes tácticas militares de Kim Si Min.


Velando por la patria hasta el último momento

En el sexto día de la batalla, las fuerzas de Kim Si Min desplegaron un ataque abierto para suprimir al enemigo. Mientras Kim Si Min se encontraba patrullando los alrededores del castillo, uno de los soldados japoneses, que había fingido estar muerto, se levantó repentinamente y disparó contra el comandante.

Kim Si Min ordenó a los hombres que vieron este incidente no divulgar la noticia de su herida. Sin embargo, el comandante tuvo que ser llevado al lecho, y su sufrimiento fue extraordinario. En medio de su dolor, Kim Si Min no cesó de preocuparse por el bienestar y el futuro de la patria, soltando lágrimas amargas por la dificultad por el que estaba pasando su gente. Unos días más tarde, Kim Si Min pasó a mejor vida habiendo cumplido apenas 39 años de edad.

En octubre de 1592, toda la nación de Joseon se puso en luto para lamentar la muerte del joven general que había defendido la patria con astucia militar y sigilosas estrategias bélicas.

En 1711, en reconocimiento a su distinguido servicio a la patria, el estado otorgó a Kim Si Min el título póstumo de Chungmugong, el Señor de la lealtad y de la guerra.

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