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El precio del petróleo de Estados Unidos se ha desplomado y entrado en valor negativo por primera vez en la historia. El crudo estadounidense West Texas Intermediate (WTI) para entrega en mayo sufrió el 20 de abril una estrepitosa caída, llegando a cotizar al cierre de la jornada en -37,63 dólares por barril, lo que implica que los productores necesitan pagar a los compradores para que se lleven el excedente. Igual que los altos precios del petróleo pueden suponer complicaciones para la economía, un coste muy bajo también supone una amenaza. El precio negativo del crudo estadounidense muestra cómo el coronavirus ha impactado en la economía mundial. Pero ¿a qué se debe esta caída? El dramático desplome se explica por las dificultades de los productores para almacenar los excedentes de petróleo, así como a la drástica caída de demanda internacional, ya que la crisis sanitaria ha obligado a muchos países a adoptar medidas de cuarentena y restricciones de viaje. 

El auge de la producción de esquisto ha permitido a Estados Unidos convertirse en el mayor productor de petróleo del mundo. En la era dorada de la energía estadounidense, muchos productores se endeudaron más para aumentar su productividad, pero a medida que los precios del combustible retroceden, corren el riesgo de quedarse sin liquidez y verse obligados a declararse en bancarrota. En otras palabras, podrían pasar de una crisis del sector petrolero a una crisis financiera similar a la de 2008. La caída del crudo es también una mala noticia para la economía coreana. La industria petroquímica es uno de los principales motores de exportación del país. Corea no produce petróleo prácticamente, por lo que tiene que importar casi el 100% para después procesarlo en combustible y productos petroquímicos. Sin embargo, las restricciones de traslados por el coronavirus han reducido a niveles mínimos la demanda de combustible para la aviación, afectando al sector exportador del país. Entre el caótico desajuste entre la oferta y la demanda de petróleo, numerosas empresas coreanas se encuentran entre la espada y la pared, sin poder cerrar temporalmente sus fábricas, ni rescindir los contratos a largo plazo para importar petróleo. La construcción naval y plantas en altamar, otro sector clave de la economía coreana, también se ha visto afectada a raíz de la destrucción de la demanda. En otras palabras, en estos momentos la economía nacional se enfrenta a una complicada coyuntura. Si bien la cotización del hidrocarburo empezó a recuperarse el 22 de abril, el mercado continúa saturado y sin demanda, por lo que podría seguir marcando una tendencia bajista.