Básicamente, el documental ‘El nacimiento de Corea’ ofrece una retrospectiva a la vida del primer presidente de Corea del Sur, Rhee Syng Man, destacando el legado que dejó y poniendo en relieve historias menos conocidas sobre su persona. La película sigue los pasos de Rhee en base a múltiples entrevistas y la exhaustiva investigación realizada por su creador, el director Kim Deok Young, quien alude a esa personalidad como un educador, un trabajador humanitario y también como un líder visionario que sentó las bases para el brillante desarrollo de Corea en décadas posteriores, al anteponer las semillas para una democracia próspera y libre por encima de las cenizas de la guerra. Así, a lo largo del documental se palpa la intención del director de refutar las acusaciones en contra de Rhee Syng Man, que por cierto considera injustas e infundadas, que lo describen como un líder corrupto y egoísta que priorizaba los intereses de la clase adinerada y con poder. 

La impresión que se lleva el espectador tras ver el documental, o el mensaje que su realizador intenta transmitir, es que el pueblo surcoreano debe mucho a ese primer presidente de la nación, pues lo retrata como el líder que construyó la infraestructura de la libertad y democracia que hoy disfrutan los ciudadanos de este país. También lo presenta como un defensor de los derechos humanos, en especial de los derechos de la mujer, con mención especial a una escuela que estableció en Hawái para las niñas abandonadas de aquella zona en los años cincuenta, la mayoría hijas de familias que constituyeron uno de los primeros grupos de inmigrantes coreanos a América a comienzos del siglo XX que soñaban con cambiar de vida trabajando en granjas azucareras hawaianas. La cinta también alude a las reformas que hizo Rhee para otorgar a las mujeres el derecho de sufragio en 1948, incluso antes que en países occidentales como Suiza y Francia. 

Si bien puede haber diversas opiniones tanto positivas como negativas sobre Rhee Syng Man, su vida y la forma en que gobernó el país, algo irrefutable es que su gobierno no fue muy diferente de una dictadura, contra la cual hubo numerosas protestas y movimientos ciudadanos, que llegaron a un clímax en 1960 al estallar la llamada Revolución 19 de Abril. Previamente el pueblo había vivido una serie de decisiones cuestionables por su parte, como la celebración de unas elecciones corruptas, la negligencia que mostró para solucionar el problema de los colaboracionistas con Japón y su falta de entusiasmo ante la propuesta de una reforma agrícola.