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Los bosques en Corea adquieren un color distinto cada estación. En primavera las flores tiñen el ambiente con sus colores; en verano el verdor cobra más intensidad; y en otoño se hacen visibles vivas tonalidades rojas, anaranjadas y amarillas. Finalmente, cuando llega el invierno, los bosques pierden su color y dejan paso a un paisaje sombrío y lúgubre. Sin embargo, es especialmente en esta estación cuando más deslumbran los abedules, que dejan lucir sus troncos increíblemente blancos y esbeltos a media que van cayendo sus hojas. Como se trata de una especie de árbol propia de regiones frías, no es muy común encontrarlo en Corea, pero en una pequeña aldea montañosa al norte del país, se esconde un bosque de abedules muy exótico. 

Situado en la localidad Inje, en la provincia de Gangwon, el Bosque de Abedules de Wondae-ri fue creado artificialmente a principios de la década 90, y actualmente cuenta con unos 700.000 ejemplares de abedules, que a lo largo de 20 años ahondaron sus raíces y engordaron sus troncos formando un bosque frondoso como el de hoy día. Cuando se cubre de nieve, se convierte en un lugar mágico que simplemente enamora. Del cielo de color pastel caen los copos de nieve como pétalos de flores y los abedules irradian al máximo sus brillos plateados, creando un paisaje de acuarela. Por algo se le llama “la reina del bosque invernal”.  

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Para disfrutar del paisaje de brillo plateado, han de rellenar un formulario de visitas en la oficina de información ubicada al otro lado del estacionamiento y seguir un camino de aproximadamente 3,5 kilómetros. La subida tiene una inclinación modesta, por lo que supone una caminata amena para todas las personas. 

Al final del camino llegarán al ¨bosque de abedules que susurra¨, llamado así por el sonido que produce el viento cuando roza los troncos de abedules. Infinitos brillos plateados se despliegan entre el cielo azulado y el suelo cubierto de blancura, y los estilizados y altos troncos del abedul invitan a un paseo relajado, desconectando del mundo, pero no de las maravillosas sensaciones que nos proporciona la naturaleza. 

¿No les apetece perderse en este bosque de ensueño? Se dice que la nieve borra una realidad e instaura otra y, de algún modo, pone a dormir una parte de nosotros y despierta otra. ¿Quién sabe? Tal vez caminado por este rincón mágico, recuperen a su niño interior y se lleven una buena sorpresa al encontrarse jugando alegremente en la nieve o escribiendo una carta de amor sobre la corteza del abedul, esperando inocentemente un amor inquebrantable.