© Gyeongju CityTour

Cuando el sol se esconde por el horizonte y la luz de la luna empieza a reflejarse sobre la milenaria ciudad de Gyeongju, los vestigios de la dinastía Silla se tiñen de colores mágicos convirtiéndose en una verdadera obra de arte que simplemente enamora. Basta con dar un paseo bajo la luna para encontrar auténticos tesoros que preservan su forma original pese tener  10 siglos. 

Pueden empezar el recorrido por el Complejo de Tumbas Reales de Daereungwon, donde los túmulos de hace 1.500 años se elevan en forma de suaves y verdes colinas sobre una vasta pradera. Son en total 23 túmulos que albergan los restos de los reyes y nobles de la Dinastía Silla. Al oír su nombre no parece el lugar más apropiado para ir de noche, pero es todo lo contrario. Las farolas emiten una luz discreta y cálida, e invitan a un paseo silencioso y relajado por entre las colinas, que dibujan suaves curvas a lo largo del prado. 

Justo frente al Parque de los Túmulos se encuentra otro de los Tesoros Nacionales de Corea, el Observatorio Cheomseongdae. Cheomseongdae es una torre muy peculiar, tanto por su aspecto esbelto como por su valor histórico. Se trata del observatorio astronómico más antiguo del continente asiático, ya que fue erigido en el siglo VII con el objetivo de observar las estrellas para pronosticar el tiempo y predecir el futuro del país. Hoy en día Cheomseongdae es uno de los íconos más destacados de la ciudad Gyeongju.

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Al lado del observatorio Cheomseongdae está el bosque Gyerim, donde una leyenda que nació Alji, el fundador del clan gobernante Kim de Gyeongju. Según la leyenda, durante el reinado del rey Talhae fue hallada una caja de oro en lo más profundo del bosque, de donde provenía un canto del gallo. Al enterarse, el rey fue al bosque para abrir la caja y se llevó una gran sorpresa al encontrar a un niño pequeño. Se trataba de Kim Alji, progenitor de la familia real del clan Kim de Silla. El bosque está densamente poblado por antiguas zelkovas y sauces, y preserva su aspecto de hace más de mil años, ya que permaneció intacto al ser considerado como un bosque sagrado.  

A diez minutos a pie del bosque Gyerim, se encuentran el palacio Donggung y el estanque Wolji, enclaves destacados de Gyeongju, la ciudad de la luna. El palacio Donggung era el lugar de residencia del príncipe heredero del reino de Silla, y Wolji es un estanque artificial sobre el que se aposenta el palacio. El conjunto ofrece una vista espectacular, y más de noche, pues los reflejos de los puntiagudos tejados dibujan un paisaje mágico sobre el agua, en armonía con la luz tenue de la luna. Se trata de un verdadero remanso de paz: un lugar que invita a la relajación y a la contemplación.