La primera recomendación en Sokcho es dar un largo y tranquilo paseo por Bada Hyanggi-ro, un camino de 1,74 kilómetros que se extiende desde la playa de Sokcho, que pasa por la playa Oeongchi y llega hasta el mercado de pescado del puerto de Oeongchi. Abarca un rincón de acceso restringido hasta hace poco, pues estaba cercado por un alambrado por motivos militares y de defensa nacional. Sin embargo, recientemente fue desbloqueado después de 66 años y se ha transformado en “el sitio perfecto” para contemplar un paisaje intacto del mar de Sokcho, aunque el visitante debe alejarse un poco de la playa de Sokcho, que en verano se llena de gente entre locales y viajeros. 

Otro lugar que vale la pena visitar es Yeonggeumjeong, catalogado como el mejor punto para ver amanecer. Allí se erige una pagoda que ofrece una vista panorámica del horizonte marítimo. Lamentablemente, gran parte de su encanto se perdió en años recientes al construir las autoridades locales un muelle de hormigón tipo malecón, que en cierta medida desentona con el entorno. 

Una visita obligada para los amantes del montañismo, para quienes Sokcho puede ser la perfecta alternativa para un viaje de fin de semana para subir al monte Seoraksan, es el Museo Nacional de las Montañas, que presenta la historia del montañismo en Corea y la belleza de los montes y los bosques de este país. Además de las exhibiciones permanentes, cuenta con un rocódromo y otras instalaciones para escalada en interiores, sistemas de realidad virtual para experimentar las cimas de montes de grandes altitudes, y una sala con nivel bajo de oxígeno que permite a los visitantes sentir la sensación de los alpinistas al escalar, por ejemplo, los ochomiles. Hace algunos años, este museo recibió la visita del legendario alpinista italiano Reinhold Messner, a quien dedica una de sus salas. 

Finalmente, un sitio del que no deben perderse los viajeros en Sokcho es la Aldea Abai o Abai Maeul, originariamente creada al asentarse en Sokcho aquellos que se vieron obligados a abandonar sus pueblos en Corea del Norte para escapar de la guerra, antes de la división de la península coreana. Se puede acceder a este lugar mediante un barco sin motor, que se mueve al tirar los mismos pasajeros de una soga que une ambos extremos del canal por el que transita. Esta puede ser una vivencia muy especial que los viajeros podrán experimentar a cambio de solo mil wones, o menos de un dólar. En la Aldea Abai propiamente dicha, recomendamos fuertemente probar dos platos: abai sundae, que consiste en calamares rellenos de arroz y verduras y cocidos a vapor, y gajami sikhae, un plato fermentado preparado con pescado, concretamente un tipo de pez plano, de sabor picante. Ambos son comidas autóctonas de regiones norcoreanas que fueron implantadas en Sokcho por aquellos que llegaron allí durante la guerra.