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Al adoptar medidas especiales ante el reciente repunte de contagios de COVID-19, el Gobierno también reforzó el uso del pase sanitario, y los ciudadanos tendrán que presentar el pase sanitario -es decir el certificado de vacunación o una PCR negativa- para poder acceder a más establecimientos comerciales e instalaciones de uso público que ante.

Según estas medidas especiales, durante cuatro semanas a partir del 6 de diciembre, las reuniones privadas permitirán hasta seis asistentes en la zona capitalina de Seúl y Gyeonggi, y hasta ocho en el resto del país, mientras que el pase sanitario se exigirá no solo en instalaciones consideradas de alto riesgo, sino en otros establecimientos, como restaurantes, cafeterías, academias privadas y cibercafés, así como teatros, cines, museos y bibliotecas. En caso de incumplimiento la sanción recaerá tanto en el administrador de ese lugar como sobre el usuario.

Las instalaciones excluidas de la exigencia de pase sanitario son aquellas de índole religiosa, salones de boda, velatorios, supermercados, tiendas comerciales, centros de convenciones y parques de diversiones.

Sin embargo, ampliar el uso del pase sanitario está causando bastante polémica. En primer lugar, existen críticas por falta de equidad y criterios de aplicación un tanto ambiguos, pues desde el punto de vista de la población es difícil comprender porqué las academias privadas -por ejemplo- deban exigir a los usuarios el certificado de vacunación o una PCR negativa, cuando instalaciones con mucha más afluencia de visitantes, como centros comerciales, iglesias o colegios, no están obligados a ello. Asimismo, está el problema de la discriminación de las personas no vacunadas, aunque la mayor controversia es entorno a la medida anticipada por el Gobierno de imponer el pase sanitario hasta a niños de doce años desde febrero de 2022, que inquieta profundamente a los padres, máxime tras conocer varias noticias de adolescentes que mostraron reacciones adversas a la vacuna, y hasta de uno que falleció tras ser vacunado.

Tampoco es menor el rechazo de las personas de edad avanzada, que se quejan de lo complicado que es para ellos llevar a todas partes el certificado de vacunación o una PCR negativa, ante dificultad que tienen para obtener y manejar esos documentos en formato digital por estar relativamente poco familiarizados con internet u otras tecnologías. Y ni qué decir de los comerciantes, pues afirman que además de perder clientela por la pandemia, ahora deben tomarse la molestia de verificar el pase sanitario de cada persona que acuda a su local, con el riesgo de “entrar en pleitos” con algún cliente si este rechaza acatar las pautas.

Pero ante el descontento de los ciudadanos, el Gobierno sostuvo que el pase sanitario no es discriminatorio, sino un compromiso para proteger la salud de todos.