El Tribunal Supremo ha confirmado la decisión de otorgar el estatus de refugiado a una familia paquistaní que huyó de su país de origen ante el riesgo o temor de un delito de honor.

Revocando el fallo de un tribunal inferior, el Supremo dio la razón a los paquistaníes, pues recibieron amenazas de asesinato por parte de la familia al contraer un matrimonio que desaprobaban.

Es la primera sentencia de Corea que reconoce la condición de refugiado a unas potenciales víctimas de un crimen de honor, después de muchos otros casos en los que no consideraron el miedo o la venganza como elemento de riesgo.

Un varón paquistaní que estudiaba en Corea viajó a su país en 2016 y conoció a una joven con la que deseaba casarse, pero la familia de ella desaprobó el matrimonio y la mujer recibió amenazas de muerte, además de sufrir secuestros y golpes. Entonces ambos huyeron a Corea del Sur donde, según los solicitantes, siguen recibiendo amenazas por mancillar el honor de la familia al elegir al cónyuge sin aprobación, motivo por el que solicitaron la condición de refugiados.  

Pero los funcionarios de inmigración rechazaron la solicitud, alegando que dicho hombre había buscado trabajo previamente en Corea.  

Tras un largo proceso, el Supremo revocó la sentencia anterior, considerando que obligar a alguien a casarse en contra de su voluntad, a no casarse con la persona que uno ha elegido o a divorciarse, son derechos privativos de la persona, pues afectan a su felicidad y a la autodeterminación sexual, y suponen un grave menoscabo de la dignidad humana.

También reconoció el estatus de refugiado al hijo de la pareja, señalando que los niños también pueden convertirse en víctimas de delitos de honor.