Alexander Matsegora, el embajador de Rusia en Pyongyang, ha expresado que tras el cierre de fronteras impuesto por las autoridades norcoreanas para frenar la propagación del COVID-19 en su territorio, el país vive una grave crisis de abastecimiento.
En una entrevista con la agencia de noticias rusa Interfax, el diplomático recordó que Pyongyang cerró fronteras en enero de 2020, y en septiembre del mismo año prohibió totalmente las importaciones, dejando muchas empresas paralizadas y un notable aumento de desempleo.
Añadió que los funcionarios de embajadas extranjeras no pueden salir de Pyongyang, y aunque los diplomáticos foráneos tienen un permiso especial para acceder a unos 300 establecimientos comerciales y a un mercado en la capital norcoreana, el suministro es inestable y hay carencia hasta de alimentos básicos como harina y aceite, así como prendas de vestir y calzado.
Resaltó que la pandemia complica la vida en todo el mundo, pero la realidad en Pyongyang es especialmente difícil por el cierre total de fronteras, pues Corea del Norte no dispone de suficientes infraestructuras médico-sanitarias, única forma de frenar la expansión del coronavirus.