Fumio Kishida, el primer ministro de Japón, envió un año más ofrendas por el festival de otoño al santuario sintoísta Yasukuni cuyo Libro de las Ánimas contiene un extenso listado de nombres entre los que figuran catorce criminales de guerra de primer orden o de Clase A.

Además, unos noventa parlamentarios japoneses realizaron una visita colectiva al templo para rendir homenaje en persona. 

Tras conocer la noticia, el Gobierno surcoreano expresó su decepción sobre la falta de conciencia histórica por parte de los políticos japoneses, al tiempo de criticar su conducta y exhortarles a reflexionar honestamente sobre el pasado.

La visita al templo Yasukuni tuvo lugar el martes 17, el mismo día en que el premier nipón envió las ofrendas, incluida una planta que colocaron a un lado del altar principal. Pese a las protestas y amonestaciones de los países vecinos, desde que asumió como primer ministro Kishida ha enviado ofrendas al templo Yasukuni cada año, mientras que tres integrantes del gabinete de Tokio, incluido el ministro de Economía e Industria, rindieron un homenaje en persona en tan polémico templo. 

Al respecto, el miércoles 18 el Ministerio de Exteriores surcoreano calificó como "lamentable" que el premier japonés siga manteniendo esos gestos pese al controvertido simbolismo del santuario sintoísta, y recordó a los políticos japoneses que es hora de ser más responsables y mejorar su conciencia histórica. 

Por su parte, China también criticó a la clase política japonesa por el mismo motivo, y aludió al templo Yasukuni como un símbolo del militarismo japonés y las guerras invasoras desplegadas por Japón en el pasado. 

En respuesta, Tokio consideró un "sentimiento natural" expresar respeto por aquellos que lucharon por su patria, aún expresando su voluntad y disposición de estrechar relaciones con Seúl y Beijing.