Las relaciones intercoreanas, que empezaron 2019 en un ambiente de gran esperanza, se estancaron pocos meses después de comenzar el año, volviendo a congelarse y amenazan con volver a 2017, cuando el problema nuclear norcoreano provocó una tensión máxima en la zona.
La situación contrasta claramente con la observada durante 2018, año en que en la península coreana dominaba un ambiente de reconciliación, marcado por gestos como la presencia de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos PyeongChang 2018 en Corea del Sur, o las sucesivas cumbres intercoreanas, que junto con la primera mantenida entre los líderes norcoreano y estadounidense, finalizaron con resultados satisfactorios.
Pero a finales de febrero hubo un drástico cambio de tono al fracasar la Cumbre de Hanói entre el líder de Pyongyang, Kim Jong Un, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Tras escenificar una ruptura de diálogo en Vietnam, las cosas empezaron a ir de mal en peor también las relaciones intercoreanas.
En marzo, Corea del Norte notificó unilateralmente a Seúl que retiraría a sus funcionarios de la oficina conjunta de enlace de Gaesong, y optó por incumplir el acuerdo militar que, junto a la Declaración de Pyongyang, fue rubricado durante la cumbre intercoreana de septiembre de 2018.
Así, a partir de mayo, el Norte reanudó los ensayos y lanzó varios proyectiles de corto alcance, además de rechazar el arroz que como ayuda alimentaria ofreció el Gobierno surcoreano a través de un organismo internacional.
En este contexto, aumentan las críticas que exigen un cambio en las políticas intercoreanas del Ejecutivo de Moon Jae In, al considerar que una estrategia equivocada llevó a Pyongyang a excluir a Seúl del diálogo.
Photo : KBS News
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