Más de 1 millón de surcoreanos han expresado su voluntad de tener "una muerte digna" y no recibir tratamientos para prolongar artificialmente su vida.
Desde el 4 de febrero de 2018, fecha en la que entró en vigor la llamada "ley de muerte digna", hasta octubre de e2021, 1.075.944 personas dejaron constancia por escrito del rechazo a recibir tratamientos solo para prolongar la vida ante una enfermedad terminal.
En tanto, el número de pacientes en fase terminal que decidieron interrumpir o aplazar esos tratamientos asciende a 181.978 personas.
La Ley de Muerte Digna introdujo la posibilidad de rechazar de antemano tratamientos para prolongar artificialmente la vida, como reanimación cardiopulmonar, hemodiálisis, quimioterapia y respiración artificial, entre otros.