Mientras la demanda eléctrica permanece en niveles máximos ante la intensa ola de calor que ha azotado al país, los ciudadanos están preocupados por la siguiente factura de luz, algo obvio considerando el abrupto encarecimiento de la energía durante el último año.
En Corea del Sur el precio de la luz subió desde el verano pasado a 28,5 wones por kilovatio. Considerando este aumento, se estima en unos 350.000 wones mensuales la factura eléctrica que está pagando en promedio cada establecimiento comercial minorista este año, gasto que supera en más de 50.000 wones o un 17% el de la temporada estival de 2022, aun con el mismo nivel de consumo.
Lo que más inquieta a los comerciantes, en este contexto, es la ola de calor que sumada a la carestía energética, hará disparar la factura de luz de agosto.
La situación de los hogares no es diferente, pues en base a la tarifa actual de electricidad se calcula que al mantener encendido el aire acondicionado durante un promedio de 9,7 horas diarias, tendrán que pagar entre 80.000 y 145.000 wones mensuales por hogar, dependiendo de la eficiencia energética de los sistemas que usan.
Otro punto que agudiza entre los ciudadanos el miedo a la factura de luz es el peaje progresivo especial aplicado en verano, según el cual la tarifa base aumenta 5.700 wones de golpe en caso de consumir más de 450 kilovatios y el recargo por excesos de consumo de 43%.
De momento para los ciudadanos preocupados por la carga que representa el incremento gasto energético, hay dos formas de aliviarla. Una es solicitar que sea fraccionado el pago de la luz y la otra aprovechar el programa llamado "cashback energético", que otorga descuentos en la factura equivalentes al porcentaje de electricidad ahorrada.