Prevén que la carestía alimentaria surgida en tiempos de pandemia persistirá a nivel planetario y en Corea tendrá un impacto relevante entre las clases con menos ingresos si las anomalías climáticas siguen aumentando los precios internacionales, acelerando la escalada de precios en productos procesados y restaurantes del país.
En el informe sobre Perspectivas Económicas, al hablar sobre inflación alimentaria y riesgos latentes, el Banco de Corea muestra inquietud ante la rápida subida de precios de bienes agrícolas por condiciones adversas como lluvias torrenciales, olas de calor y tifones, carestía alimentaria que podría empeorar por factores como el fin de la Iniciativa de Granos del Mar Negro o los límites a las exportaciones alimentarias.
Detalla que la escalada de precios de alimentos no solo se aprecia en Corea del Sur sino en todo el mundo, debido a múltiples factores tanto internos de cada país, como las cosecha, el equilibrio entre oferta y demanda o los costes de mano de obra, como externos o globales, entre los que figuran los problemas de distribución internacional derivados de la pandemia, las diversas restricciones al comercio de alimentos, el cambio climático y los problemas en la oferta de granos y fertilizantes por la guerra en Ucrania.
Tras analizar los precios de los alimentos en cincuenta países del mundo, el banco central concluye que en Corea es más acelerada la inflación de alimentos cuya producción depende de materias primas importadas. Así, todo parece indicar que, lejos de abaratarse, dicha carestía podría aumentar a medio y largo plazo por anomalías climáticas o del fenómeno del Niño. En esta línea, enfatiza la necesidad de seguir en detalle la evolución de los precios, pues la carestía alimentaria puede afectar a la economía de los hogares, en particular de las clases con menos recursos, que principalmente destinan sus ingresos a la compra de alimentos, comprometiendo su poder adquisitivo real.