El Banco de Corea ha decidido mantener el tipo de interés en un 3,5%, congelando el aumento por séptima vez consecutiva, decisión que refleja el dilema entre el débil crecimiento económico y el aumento de la deuda de los hogares como principales desequilibrios financieros.
Sobre las proyecciones de crecimiento, el banco central mantuvo en el 1,4% su estimación para 2023, aunque ha rebajado la previsión para 2024, del 2,2% al 2,1%. De hecho, los indicadores de actividad industrial revelaron en octubre un descenso del 1,6% en la producción, del 0,8% para el consumo y del 3,3% para las inversiones, la mayor caída desde abril de 2020.
En tanto, la reciente estabilización de precios en Estados Unidos y la posibilidad de que la Reserva Federal (Fed) descarte una nueva subida de tasas por el momento, han calmando parcialmente la presión sobre el Banco de Corea de elevar la tasa de interés.
No obstante, la situación sigue siendo compleja, pues la diferencia de tipos con Estados Unidos alcanza un nivel récord de 2 puntos, aumentando el riesgo de devaluación del won y la posible fuga de capital extranjero.
Además, el rápido aumento de la deuda de los hogares desde abril de este año, la inflación por la inestabilidad en los precios del petróleo, y conflictos como las recientes guerras, complican que el Banco de Corea proceda a una rebaja de tipos.