La reunión militar intercoreana a nivel de trabajo del 30 de septiembre, la primera organizada en 2 años, sólo ha dejado al descubierto la patente discrepancia de opiniones entre Seúl y Pyongyang.
En la conferencia la delegación surcoreana instó al Norte a reconocer su autoría en el ataque a la corbeta Cheonan, a disculparse por lo ocurrido y a castigar a los responsables de la agresión. Asimismo, exigió al régimen norcoreano desistir de provocaciones y amenazas en aguas territoriales pertenecientes al Sur.
Los representantes del país comunista, en tanto, hicieron un llamamiento a Seúl a ordenar a las ONGs surcoreanas la suspensión de los lanzamientos de panfletos de propaganda política en la zona fronteriza.
En cuanto al caso del hundimiento del buque surcoreano Cheonan, las autoridades militares de Pyongyang desaprobaron el resultado de la investigación realizada por Corea del Sur sobre el incidente. Insistieron que para una mayor objetividad, el Gobierno de Seúl debería recibir a un equipo de verificación norcoreano.
La reunión militar intercoreana a nivel de trabajo terminó apenas 40 minutos después de haber comenzado debido a la diferencia de posturas y la actitud poco conciliadora de ambas partes. Los participantes ni siquiera lograron fijar la fecha de la próxima cita.