La Policía Regional de Seúl ha puesto en marcha un equipo encargado de controlar la contaminación acústica producida por los manifestantes, con una ceremonia de lanzamiento de dicho equipo en su sede central en el distrito de Jung en Seúl.
El equipo para el control de ruidos está integrado por 244 efectivos de policía, seleccionados de 20 brigadas antiturbios y 31 comisarías diferentes. Ellos serán desplegados en los lugares donde se produzcan las manifestaciones, tras someterse a un programa de capacitación especial.
Una vez que determinen que los ruidos rebasan los decibelios permitidos por ley, los policías confiscarán las altavoces y bloquearán el suministro eléctrico usado por los manifestantes.
Los niveles de ruido permitidos a los manifestantes son de 65 decibelios en zonas escolares y residenciales, 60 durante la noche, y 80 de decibelios en el resto de la ciudad, 70 en horas nocturnas.
Algunas organizaciones de la sociedad civil dieron su bienvenida al lanzamiento de este equipo para controlar los ruidos de manifestantes, mientras que otras expresaron su preocupación, al expresar que quizá la intervención policial podría derivar en una regulación excesiva de las protestas ciudadanas.