<No soy una esclava sexual>

Han transcurrido 25 años desde la rueda de prensa de la ahora difunta Kim Hak Sun, que el 14 de agosto de 1991 se declaró por primera vez en el mundo como esclava sexual del ejército japonés. La protesta de los miércoles empezó a organizarse al año siguiente y continúa hasta el día de hoy frente a la Embajada de Japón en Corea del Sur, exigiendo la disculpa del gobierno japonés. Se trata de la protesta de mayor duración del mundo. No obstante, el gobierno de Shinzo Abe no solo sigue sin disculparse por la esclavitud que impuso su país en el pasado y sin ofrecer indemnizaciones, sino que además está abocado a los preparativos necesarios para facultar nuevamente a Japón a desplegar guerras.

Con motivo del septuagésimo Día de la Liberación de Corea, este programa especial recoge el vivo testimonio de las víctimas de la esclavitud sexual, así como el trabajo que realizan las ONGs y los expertos, con la participación del director Cho Jung Rae, que escribió el guión y es el realizador de la película Volver sobre las esclavas sexuales, y Seo Mi Ji, quien al protagonizar la cinta tiene la oportunidad de experimentar, aunque indirectamente, el dolor de las víctimas. El objetivo del programa es concienciar a la gente de que tanto forjar una relación de socios a futuro, como promover la paz en el noreste asiático, solo serán posibles cuando Japón sea capaz de mirar de frente al pasado.

PROGRAMA ESPECIAL POR EL 70 ANIVERSARIO DE LA LIBERACIÓN DE COREA “NO SOY UNA ESCLAVA SEXUAL”
PRIMERA PARTE. De vuelta al hogar.

Spirits’ Homecoming: la historia de las esclavas sexuales en la pantalla

La película Spirits’ Homecoming del director Cho Jung Rae trata sobre las víctimas de la esclavitud sexual impuesta por Japón. El realizador del film cuenta que una de las personas que residen en la Casa del Compartir, un refugio para las víctimas de la esclavitud sexual, fue su inspiración para la obra cinematográfica. Esta persona es Kang Il Chul, de 88 años. Su historia como esclava sexual comenzó en 1943, cuando fue arrastrada hasta un centro de confort en Jilin, en China, con apenas 16 años. Gracias a su testimonio el director de cine pudo conocer las atrocidades cometidas bajo el sistema de la esclavitud sexual militar de Japón.

Todo comenzó con un cuadro pintado por Kang Il Chul y su testimonio de que, entre las muchas jóvenes, solo ella sobrevivió.
“Me subió la fiebre y empecé a perder pelo. Había contraído fiebre tifoidea y los japoneses se alarmaron porque era una enfermedad muy contagiosa. Yo estaba mal, mi salud era muy inestable. Entonces, al verme gatear sin fuerzas junto al quemadero el ejército independentista me salvó. Fue un milagro...”

La mayoría de las jóvenes que fueron reclutadas a la fuerza para servir sexualmente a los soldados japoneses, se vieron en esa situación tras ser estafadas. Fueron engañadas por agentes de trabajo que les prometían un empleo; cuando en la realidad buscaban entregarlas contra su voluntad al Ejército japonés. Kim Bok Dong fue una de las tantas que creyó a ciegas que trabajaría en una fábrica durante un tiempo y que después podría volver a su pueblo natal para casarse.

“Mi madre estaba preocupada. Me decía qué cómo siendo yo una niña podría vivir tan lejos de la familia y trabajar en una fábrica. Pero le dije que todo se aprendía en la vida y que no se preocupara tanto por mí; que ya me traerían de regreso a casa cuando estuviera en edad de casarme...”

El vivo testimonio de las víctimas contra el negacionismo histórico de Japón

Japón sostiene que no hay prueba alguna que demuestre que su ejército o su gobierno reclutaran forzosamente a mujeres de sus colonias, para luego someterlas a esclavitud sexual. Sin embargo, existen muchos libros y documentos que confirman que esa práctica sí existió y fue realizada sistemáticamente por el ejército japonés.

Los centros de confort estaban bajo una estricta administración y control del Ejército japonés. Tanto es así, que hasta aplicaban directrices sobre el número de soldados que debía atender cada esclava sexual. Al respecto, existen registros sobre el centro de confort que operaba en Nankín, que especifican que el número de soldados que una esclava sexual “debía atender” ascendía nada menos que a 178.

“Los soldados hacían fila frente al centro de confort. Los sábados desde el mediodía hasta las 5 de la tarde, y los domingos entre las 8 de la mañana y las 5 de la tarde. Cuando terminaba la jornada no podía ni tenerme en pie. Todo mi cuerpo se hinchaba y entonces, venían los enfermeros militares a curarme. Me daban medicinas, me administraban unas inyecciones y me dejaban descansar durante una semana, para luego volver a obligarme a recibir a los soldados.”

En las postrimerías de la Guerra del Pacífico, al atisbar una situación desfavorable, el Ejército japonés empezó a eliminar cualquier prueba de la existencia de los centros de confort. Los documentos relacionados fueron incinerados y muchas de las jóvenes cautivas en esos centros fueron asesinadas.

“Quiero desahogarme, aunque sea solo una vez, antes de morir...”

Kim Hak Sun presentó en 1991 su testimonio como víctima de la esclavitud sexual impuesta por Japón. La suya fue la primera declaración procedente de una esclava sexual y tras ella, muchas de aquellas chicas -convertidas ya en abuelas con rostros repletos de arrugas- se armaron de valor para encararse con el mundo.

Kim Hak Sun fue llevada por los soldados japoneses cuando tenía 16 años y, a la edad de 67 presentó su primer testimonio sobre la imposición de esclavitud sexual que sufrió. Hizo falta más de medio siglo para que adquiriese el coraje para hablar. Más tarde, otras víctimas siguieron su ejemplo. Sin embargo, aún después de que en 1992 fuera establecido un centro de denuncia sobre la esclavitud sexual, el número de mujeres que se atrevió a ofrecer testimonio oficial sobre tan atroz experiencia, sumaba 238. En parte, porque un gran número de las víctimas ya había muerto; pero también porque para esas mujeres, declarar en público que habían sido esclavas sexuales al servicio del Ejército japonés era peor que la muerte.

Al testimonio público de Kim Hak Sun sucedieron las confesiones de otras víctimas de esclavitud sexual y la revelación de documentos del gobierno japonés que corroboraban esos testimonios. Así las cosas, en julio de 1992, el gabinete de Tokio emitió un discurso en nombre de su entonces ministro portavoz, Koichi Kato, donde confirmaba que el Ejército japonés había intervenido, pero negando la coerción. Sin embargo, más tarde, en agosto de 1993, el gobierno de Japón publicó otro discurso -conocido como el Discurso de Kono-, que sí reconocía el carácter forzoso del reclutamiento de mujeres como esclavas sexuales. Sin embargo, el gobierno japonés continúa hoy con sus pretensiones de intentar borrar el pasado, con acciones como eliminar la historia de las esclavas sexuales de sus textos escolares; mientras que los extremistas japoneses se refieren a las víctimas como “prostitutas voluntarias”. Así, están matando dos veces a las víctimas.

La “protesta de los miércoles”: las heridas abiertas

Cada semana las esclavas sexuales llevan a cabo frente a la Embajada de Japón en Seúl la llamada “protesta de los miércoles”, que se realiza semanalmente en el mismo lugar desde el 8 de enero de 1992. La protesta de los miércoles figura en el Libro Guinnes de Récords Mundiales como la manifestación con mayor historia. No obstante, no es un récord a celebrar, ya que implica que el problema de las esclavas sexuales continúa sin resolverse, aún después de tanto tiempo. Las integrantes de la protesta, en su mayor parte abuelitas a las que incluso les cuesta caminar, cambian su mirada cuando la manifestación comienza: entonces sus ojos brillan y su voz adquiere más volumen.

El pasado que no regresa vivo, tan solo permanece en la memoria. Pero cuando las personas albergan nítidos recuerdos de ese pasado, la historia se convierte en una realidad del presente. Así es la historia de las víctimas de la esclavitud sexual. Y la escencia del problema de las esclavas sexuales es que muchas mujeres fueron victimizadas, y que esa experiencia destruyó sus vidas por completo. Lo más grave es que a cada una de ellas le fue arrebata la dignidad necesaria para vivir como un ser humano, y que todas siguen sufriendo mientras recuerdan nítidamente el pasado.

Spirit’s Homecoming
“En 2015, los espíritus de las niñas que deambulaban
por tierras extrañas, regresan a casa”.