Tras una pandemia planetaria y otros sucesos de impacto global, como la guerra ruso-ucraniana o la rivalidad entre Estados Unidos y China, el proteccionismo ha ganado fuerza en todos los sectores de la economía mundial, y las industrias se han visto afectadas por cambios en la cadena de suministro, además de sufrir la desaceleración de los principales mercados.
En esta línea se enmarcan normas como la Ley Anti Inflación de Estados Unidos, el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono de la Unión Europea o las últimas restricciones de China sobre la exportación de minerales clave, medidas que repercuten directa e indirectamente a la economía surcoreana, pues afectan a zonas que son destinos prioritarios para las exportaciones del país.
Además de los ya mencionados, durante 2023 hubo otros factores que también impactaron en la economía nacional y global, como el “triple aumento”, que alude a los elevados tipos de interés, a la escalada de la inflación y al encarecimiento del petróleo, que llegaron simultáneamente y todavía prevalecen.
Los análisis indican que hasta las mayores economías del mundo muestran una notable ralentización y el crecimiento anual en 2023 podría quedar apenas entre el 1% y el 2%. Dicho nivel supone un grave reto para la economía surcoreana, que depende en gran medida del comercio exterior, pues conlleva un significativo descenso en la demanda de bienes a nivel internacional. De hecho, dicho efecto ya fue palpable durante los dos primeros trimestres del año, que mostraron una fuerte contracción del mercado mundial de chips, llevando a los dos principales fabricantes de semiconductores de Corea, Samsung Electrónica y SK Hynix, a presentar un déficit de varios billones de wones en su balanza operativa.
Photo : YONHAP News
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