El Gobierno teme que la economía siga ralentizándose pese a mejorar la demanda interna, al persistir la inestabilidad a nivel mundial y otros factores de riesgo externos que aceleran la inflación y empeoran los términos de exportación.
El pesimismo persiste en las previsiones económicas tal como reflejan los datos de junio, mes en que los precios al consumidor subieron un 6% interanual, el mayor nivel en 24 años, y la inflación subyacente, que excluye las fluctuaciones de precio de derivados petroleros y de bienes agrícolas, marcó un 4,4%.
Pero lo que más inquieta a las autoridades es el índice de sentimiento del consumidor, que entre mayo y junio perdió 6,2 unidades hasta llegar a 96,4 puntos, reflejando el nerviosismo de la población ante la situación económica y la posible contracción del consumo.
El ambiente del comercio exterior tampoco presenta buenos síntomas, tal como muestra la desaceleración de las exportaciones, el pilar esencial de la economía surcoreana. Según los datos oficiales, durante el primer semestre del año Corea registró un déficit comercial de 10.300 millones de dólares, el mayor de un primer semestre de la historia.
Por otra parte, y como elemento a favor, destaca la mejora de la producción en el sector servicios y en el empleo, en sintonía con la desactivación de las pautas preventivas y las restricciones de aforo y de horario en establecimientos comerciales.